viernes, 17 de enero de 2020

En medio de la nada... Capitulo 2

Al despertar mis compañeros ya se escuchaban en la planta baja, me enjuague la boca con agua en el baño y empecé a bajar las escaleras, llegue a donde estaban ellos, salude, mis compañeros ya habían preparado el almuerzo con lo que quedaba de las provisiones que habíamos traído un día anterior de la bodega, bodega a la que deberíamos cambiarnos el día de hoy, almorzamos con muy buen ánimo y apetito, cuando terminamos decidimos reposar por un rato para luego empezar con la mudanza de nuestras pocas cosas, que básicamente seria lo que traíamos puesto de ropa, yo me llevaría el colchón, que estaba en la cama en la que dormía, una colchoneta y algunas cobijas, todo lo demás se quedaría en la casa incluyendo la ropa que estaba en los closets de las recamaras del segundo nivel, mis compañeros trataron de llevarse cosas básicamente para dormir, en caso de necesitar más ropa iríamos a la casa a ajuariarnos (vestirnos) con ella, no tuvimos ningún inconveniente en la mudanza, llegamos a la bodega con nuestras cosas y las acomodamos de la mejor manera, íbamos a estar más apretados porque a pesar de que la bodega era grande la mayor parte de ella estaba ocupada por los refrigeradores y parte estaba siendo usada para almacenar mucha mercancía que no necesitaba refrigeración, pero a pesar de todo pudimos acomodar las cosas lo mejor posible, yo elegí acomodar mi colchón y mis cosas muy cerca de la puerta de entrada a la bodega por motivos de seguridad ya que desde ahí se podrían escuchar más claros los ruidos que vinieran del exterior, ese mismo día por la tarde salí a dar una vuelta por los alrededores, al principio quería ir solo pero no pude disuadir a sombra de acompañarme, salimos a la calle y empezamos a caminar en dirección contraria a la casa donde habíamos vivido hasta el día de ayer, caminamos por unas diez cuadras sin tener problemas, pero cuando ya estábamos bastante lejos de la bodega empezaron las vibraciones en el suelo nuevamente, varias cuadras más adelante alcance a percibir movimiento, algo se estaba moviendo lenta y pesadamente, estaba muy lejos como para apreciar que o quien era, eso sí alcance a percibir que era muy grande, sombra y yo nos fuimos acercando cuadra por cuadra tratando de pasar desapercibidos, cuando avanzamos unas tres cuadras más, ya pude identificar qué cosa era la que se estaba moviendo a la distancia, era nada más y nada menos que una especie de robot gigante que mediría cerca de los diez metros de altura, sus formas eran metálicas y la apariencia era de que era un cazador porque en una de sus grandes manazas traía una especie de red en la cual a la distancia me pareció que si lo que trataba de atrapar eran hombres fácilmente le cabían unos 15 o 20 hombres a la vez en esta red, cuando estuvimos aún más cerca de este ser me di cuenta que el tamaño era superior al que había calculado, era más o menos del tamaño de un edificio de unos 8 pisos o sea unos 20 metros de altura, los pasos que el ser daba eran como de unos 10 metros de distancia entre ellos, más allá de donde se encontraba el robot alcance a ver una especie de nave a la distancia sus medidas eran gigantescas le calcule unos 500 metros de circunferencia y una altura aproximada de unos 200 metros, en verdad que era gigantesca y esto no era nada comparado con las medidas de la nave nodriza de la cual provenían, de esto nos daríamos cuenta más adelante tanto el robot como la nave antes descrita, seguimos acercándonos a aquel ser, la idea era estar lo más cerca de el sin que pudiera detectarnos, fue algo difícil lograr que sombra no empezara a ladrar pero parecía que el noble animal entendía la situación y al igual que yo trataba de esconderse de aquel ser, lo máximo que nos pudimos acercar fue a 2 cuadras de distancia, en ese momento aquel ser metálico descubrió una de sus presas dentro de una casa en ruinas, era una mujer la cual al verse descubierta primero grito aterrada para después tratar de darse a la fuga corriendo pero con el tamaño de aquel cazador no alcanzo a correr ni una cuadra cuando con el brazo provisto de la red aquel ser la atrapo sin tener apenas dificultad para hacerlo, en ese momento me di cuenta que en la red ya traía otras 3 piezas logradas en esa caza, no alcance a ver si eran hombres o mujeres pero eso era lo de menos, el robot se dirigió a la nave, supuse que era para llevar a buen recaudo a los prisioneros con los que contaba en ese momento, le seguimos de cerca, al llegar a la que parecía ser la entrada de la nave, el robot subió a la rampa de entrada y como por arte de magia la puerta de la nave de empezó a abrir, la puerta por lo que pude apreciar era de dos hojas y estas se empezaron a deslizar hacia los lados para dar paso a tan formidable cazador, en la parte interna de la nave alcance a distinguir otros cazadores iguales al que iba entrando, de hecho al entrar este, salió otro con las mismas características físicas del primero, en el fondo de lo que alcance a ver de la nave había consolas de mando con palancas, botones, pantallas y luces por todos lados, la puerta empezó su cierre al parecer automático en cuanto el segundo ser dejo de pisar la rampa de entrada, sombra y yo nos empezamos a alejar del lugar tratando de seguir ocultos para este personaje, nos alejamos lo más rápido posible sin despertar sospechas para él, cuando estuvimos lo suficientemente lejos echamos a correr con rumbo hacia la bodega, llegamos agitados, cansados y sudorosos, nuestros compañeros al vernos llegar en esas condiciones se alarmaron un poco pero se empezaron a calmar cuando no vieron que nos persiguiera algo o alguien, más tarde ya relajados les platique la experiencia que habíamos tenido sombra y yo, se sorprendieron de lo cerca que habíamos estado tanto del ser metálico como de la nave, me empezaron a bombardear con preguntas las cuales no todas supe o pude responder, había muchas incógnitas acerca de que harían con los prisioneros que habían atrapado, para que los querían, que harían con ellos, después de dialogar un buen rato con mis compañeros decidimos que teníamos que lograr entrar en la nave para poder investigar y poder tener respuestas a las preguntas que no había podido responder a mis compañeros, sabíamos que era una misión difícil de llevar a cabo pero teníamos que intentarlo, en realidad ya no teníamos nada más que perder aquí en este lugar salvo la vida, pero estuvimos de acuerdo que al hacerlo tendríamos más claro que era lo que había pasado en este lugar y cuáles eran las intenciones de aquellos seres al haber venido a la tierra y que es lo que perseguían al hacerlo; era muy importante saber también que era lo que hacían con los prisioneros que habían estado atrapando, esto nos daría una pauta a seguir para poder hacer algo al respecto aunque parecía una misión imposible de lograr lo intentaríamos, todos teníamos una familia la cual no sabíamos dónde estaba, si había muerto, si la habían atrapado o si seguían medio viviendo como lo habíamos estado haciendo nosotros hasta el momento, era importante saber que había pasado en realidad para estar en estas condiciones, eran muchas las interrogantes que nos hacíamos todos los días sin poder responderlas, esta era la oportunidad de poder hacerlo, inmediatamente empezamos a planear la forma de poder entrar en esa nave lo antes posible, decidimos que seriamos Oscar y yo los que trataríamos de entrar en la nave en la siguiente oportunidad, esa noche casi nadie de nosotros pudimos dormir, creo que había sido por la preocupación, por la excitación o incluso por el temor de ser atrapados por los seres metálicos, llego el amanecer, nos levantamos, almorzamos con algo de prisa, preparamos Oscar y yo las cosas que íbamos a llevar en la misión, teníamos que estar preparados para salir de la bodega en cuanto empezáramos a sentir las vibraciones de los pasos del gigante metálico, esa sería la señal del inicio de la aquella misión imposible, paso la mañana, llego el medio día, paso y cuando ya era entrada la tarde como a las tres de la tarde, empezamos a sentir las vibraciones, Oscar y yo nos paramos como resortes de los lugares donde nos encontrábamos en ese momento, agarramos nuestras cosas que no eran otra cosa que  un bate de béisbol, un tubo metálico, un lazo y una lámpara de mano además de unas bolsas donde llevábamos un poco de comida, con estas precarias herramientas íbamos a hacerle frente al ser metálico para intentar burlar su vigilancia y colarnos a la nave, la idea era esa, colarnos a la nave por nosotros mismos, el plan B seria que si fracasábamos al tratar de colarnos a la nave sin ser vistos, lo haríamos como prisioneros del gigante metálico pero en ese caso sería más difícil completar la misión de investigación que habíamos planeado, ya que lo más seguro es que nos tuvieran privados de nuestra libertad, en fin ya veríamos lo que nos deparaba el destino.
Cuando avistamos al ser metálico este estaba a unas seis cuadras de distancia y la nave un tanto más lejos, nos fuimos aproximando poco a poco al lugar donde estaba el ser metálico, este ya tenía en la red a dos presas pero seguía buscando con mucho ímpetu a más víctimas que poder atrapar, paso un buen rato, durante este tiempo, escondidos nos dedicamos a estudiar la mejor manera de colarnos a la nave, después de un buen rato de estar estudiando al ser metálico, llegamos a la conclusión de que tendríamos que entrar a la nave al mismo por qué la rampa de la puerta de entrada reaccionaba seguramente al peso de aquel ser, estuvimos mirando detenidamente al ser metálico y nos dimos cuenta que en ambas extremidades inferiores más arriba de lo que eran los pies o los zapatos contaba con una especie de plataforma como a la altura de un metro en la cual fácilmente cabíamos Oscar y yo cada uno en una de las plataformas de los pies de este ser metálico, eso era lo que acordamos que haríamos en cuanto viéramos que este ser se encaminaba a la nave con intenciones de abordarla, no paso mucho tiempo para que este ser se encaminara hacia la nave, nos acercamos lo más que pudimos a él y cuando estaba ya por pisar la rampa de entrada de la puerta de la nave le dimos alcance y como pudimos nos subimos a las plataformas de sus pies, por suerte el ser no se dio cuenta de ello o por lo menos no dio señales de haberlo hecho, además la plataforma una vez que nos habíamos subido a ella podíamos caminar por ella como si de una escalera de caracol se tratase, esto nos ayudaría a tratar de pasar desapercibidos tanto para el ser metálico como para los demás ocupantes de la nave, nos acomodamos de la mejor manera posible en la plataforma Oscar y yo, en ese momento la puerta empezó su movimiento para abrir ambas hojas, el robot se quedó estático por unos segundos y nosotros nos imaginamos que nos habían descubierto, con el alma en un hilo esperamos estos segundos pero pasados diez segundos el robot inicio el camino hacia el interior de la nave, pasamos por un puesto de vigilancia donde había otros seres metálicos también pero de menor tamaño que los primeros, estos se encargaban de revisar a los seres humanos que el robot llevaba en su red, después de esto el robot siguió avanzando hacia otro gran salón donde saco de su red a los cautivos con los que contaba en esta ocasión, los recibieron otros seres pero estos me dieron la impresión de que no eran metálicos, los movimientos de los que estaban dotados no eran robotizados más bien eran movimientos muy parecidos a los de un ser humano, también la estatura era similar a la de los humanos entre un metro y medio y dos metros de estatura, los movimientos de sus cuerpos denotaban que poseían inteligencia propia y no artificial como la de los robots, además aunque traían cascos en sus cabezas y trajes dorados se alcanzaban a apreciar sus caras con grandes ojos negros y rasgados y también nos dimos cuenta que ellos hablaban y se comunicaban entre si con una lengua basada en sonidos pero nada que hasta ese momento conociéramos, en ese momento Oscar y yo aprovechamos para bajarnos de las plataformas de los pies del robot y nos escabullimos a un rincón solitario y oscuro desde donde podíamos seguir viendo e investigando sin exponernos a ser descubiertos o vistos, los últimos seres a los que habían entregado a los seres humanos atrapados iniciaron un avance hacia lo que parecía un gran salón con unas medidas enormes, Oscar y yo los seguimos a una distancia prudente, fácilmente le calcule unos cien metros de largo por lado en forma cuadrada y las paredes de este salón estaban llenas de una especie de capsulas de un metro por un metro de medida en las cuales metieron a cada uno de los prisioneros, también me di cuenta que la mayoría de estas capsulas ya contaban con huéspedes en su interior, Oscar y yo intercambiamos una mirada de incredulidad y sorpresa mientras nos escondíamos pegados a una de las paredes, una vez que aquellos seres hubieron dejado instalados en estas capsulas a los humanos regresaron sobre sus pasos, con nosotros detrás de ellos, llegamos hasta donde estaba la puerta de entrada y salida de la nave y nos dimos cuenta que la estaban cerrando y sellando, Oscar y yo nos dimos cuenta que la nave se iba a mover porque los seres dorados tomaron posiciones frente a los paneles de mando, donde había palancas, botones y luces al por mayor, Oscar y yo buscamos un lugar seguro donde poder anclarnos por si la nave despegaba, encontramos un salón contiguo al de los paneles de mando y tenía asientos con cinturones de seguridad, nos sentamos y aseguramos, la nave se empezó a mover, sentimos claramente cómo se despegó del piso y empezó a subir lentamente pero llegando a una altura como de quinientos metros, sentimos que la nave acelero de una manera tal que nos sentimos aplastados contra nuestros asientos, perdimos el aire de nuestros pulmones y casi nos desmayamos por la fuerza de la aceleración de la nave, pero pasados tan solo unos segundos ya estábamos entrando en la nave nodriza, la nave en la que viajábamos era de tamaño minúsculo comparada tan solo con la rampa y la puerta de entrada de esta última nave que al parecer era la nave nodriza, en esta puerta de entrada podían caber fácilmente unas cincuenta naves iguales a la que nos había traído al mismo tiempo, era como si comparáramos una ficha o corcho lata de refresco con el tamaño de un estadio de fútbol como el estadio azteca de México o el maracaná de Brasil, la nave en la que viajábamos se volvió transparente en su circunferencia, esto quiere decir que Oscar y yo podíamos ver lo que había más allá de la estructura de la nave, así que sin movernos de nuestros lugares pudimos darnos cuenta de que habían empezado a migrar de nave a todos los prisioneros que traía “nuestra” nave, los llevaron a un salón inmensamente más grande que en el que los traían, no alcance a calcular el tamaño total del salón solo les puedo decir que era como toda una gran ciudad, dentro en ese salón, había miles y miles de capsulas en sus paredes y la mayoría ya estaban ocupadas por prisioneros humanos, sinceramente me faltó tiempo para poder calcular la gran  cantidad de capsulas de las que constaba aquel gigantesco almacén de prisioneros humanos, quede como atontado por unos segundos al tratar de hacer el cálculo, era algo que nunca siquiera me había imaginado, después de un buen rato terminaron de acomodar a los prisioneros en sus respectivas capsulas, Oscar y yo no sabíamos que era lo que iba a pasar, no sabíamos si la nave en la que habíamos llegado a la nodriza iba a regresar a la tierra o se iba a quedar ahí, en el transcurso del tiempo que llevábamos en la nave nodriza, nos habíamos percatado que habían llegado muchas naves más, tantas que habíamos perdido la cuenta de cuantas habían llegado después que habíamos llegado nosotros, al parecer estaban esperando que llegaran el total de naves que estaban fuera de la gran nave para partir seguramente hacia el planeta del que provenían, todo esto lo estaba pensando yo, en seguida se lo hice saber a Oscar y este me dijo que él pensaba lo mismo y que le daba miedo lo que nos pudiera pasar, porque como era que íbamos a regresar si es que lo hacíamos, le dije, hermano nos debería dar igual si nos llevan a otro planeta, este planeta está agonizando o te gustaría seguir viviendo como lo hemos hecho a lo largo de estas últimas semanas después del holocausto? A mí me da lo mismo si nos llevan o nos quedamos aquí, yo creo que aquí ya no hay futuro y otra cosa por lo menos yo quiero recuperar a mis seres queridos y estoy seguro que los tienen aquí en algunas de esas capsulas que hemos visto en ambas naves, así pasamos toda la tarde y toda la noche o eso es lo que nos imaginamos Oscar y yo mientras seguían llegando naves y naves con prisioneros humanos a descargar en la nave grande, Oscar y yo nos la habíamos pasado escondidos en el lugar donde nos habíamos quedado desde que habíamos llegado a la gran nave, durante la noche nos las arreglamos para poder dormir un poco y en la mañana muy temprano comimos lo poco que nos quedaba de comida en las bolsas que llevábamos con nosotros y apenas lo hicimos a tiempo porque en seguida alcanzamos a ver que los seres dorados tenían una especie de junta donde nos imaginamos que estaban decidiendo que era lo que iban a hacer, o seguían haciendo estacionario con la gran nave y más viajes a la superficie del planeta tratando de cazar más prisioneros humanos o decidían partir hacia su planeta o a donde fuera y al parecer fue la segunda opción la que eligieron porque Oscar y yo los vimos dando y recibiendo ordenes al parecer para partir en unos minutos, Oscar y yo nos alistamos también para partir junto con aquellos seres dorados y los seres metálicos, echamos un vistazo a la parte de la nave donde estábamos y descubrimos en unos compartimientos unos trajes y unos cascos como de astronauta y pensamos que los podríamos necesitar si el viaje era largo y a la velocidad como la que habíamos sentido al subir a la nave nodriza, por seguridad y después de platicar breve-mente Oscar y yo decidimos ponernos los trajes y cascos de astronauta que estaban en los compartimientos, además eso nos serviría para tratar de pasar desapercibidos entre los extraterrestres, lo hicimos inmediatamente, abrimos los compartimientos, sacamos los trajes y cascos y nos los pusimos encima de la ropa que traíamos, así en caso de que fuera necesario que nos los quitáramos por alguna razón sería más fácil, quitárnoslos y correr o escapar, una vez que nos pusimos los trajes y cascos nos sentimos más seguros si alguna de aquellas criaturas nos descubría, no paso mucho tiempo en que todos aquellos seres tomaron posiciones seguras y Oscar y yo los imitamos asegurándonos en los asientos que había en el salón en el que nos encontrábamos, en unos segundos sentimos claramente que habían encendido los motores principales porque percibimos una vibración en toda la nave, era una vibración muy ligera pero la sentimos, casi en seguida percibí que la nave estaba empezando a girar en dirección contraria a las manecillas del reloj y la parte exterior empezó a girar en dirección de las manecillas del reloj, empecé a sentir un ligero calor y mareo en mi cuerpo y cabeza y repentinamente la nave empezó a moverse hacia arriba a una velocidad lenta y cuando estábamos a una distancia prudente del planeta esta acelero hacia adelante a una velocidad de vértigo para ese momento yo estaba tan mareado que no alcanzaba a ver claramente ni a Oscar que estaba como a dos metros de distancia, cuando me sentí aplastado contra el respaldo del asiento por la velocidad que alcanzo la nave creo que me desmaye porque solo vi oscuridad y percibí silencio alrededor mío y no supe nada más hasta que una luz muy potente me despertó, aún estaba recargado en el asiento, voltee en dirección a donde se encontraba Oscar que al parecer también acababa de despertar, la nave ya estaba estacionada y ya no había nadie de la tripulación, Oscar y yo nos despabilamos y nos pusimos de acuerdo para salir y explorar parte de la nave, rápidamente nos dirigimos al enorme salón donde habíamos visto que estaban las capsulas con todos los humanos que habían capturado, íbamos caminando de manera muy sigilosa por si había extraterrestres vigilando, llegamos al gran salón y empezamos a checar el interior de las capsulas, estas estaban divididas por genero ya que en las hileras de abajo había puros hombres, en las hileras de en medio había puras mujeres y en las hileras superiores había niñas y niños, todas las capsulas que alcanzamos a checar como en dos horas fueron donde estaban las mujeres con la esperanza de encontrar a nuestras respectivas esposas...nada, en esta ocasión no tuvimos suerte; íbamos a necesitar más tiempo para seguir revisando, tanto Oscar como yo estuvimos de acuerdo en que debíamos de tener cuidado aun cuando traíamos puestos los trajes de astronauta los extraterrestres podían detectarnos y si lo hacían íbamos a correr la misma suerte que todos los humanos que habían capturado, íbamos caminando rumbo a la sala en la que habíamos hecho el viaje cuando nos dimos cuenta de un grupo de los seres dorados iban caminando por otro corredor mientras iban hablando, lo interesante del asunto es que tanto Oscar como yo les entendimos lo que iban diciendo, al parecer con los cascos puestos estos tenían un traductor y lo que los seres decían sonaba ya traducido en nuestras cabezas, fantástico, iban hablando de un grupo de humanos que tenían separados en otro lugar con el cual iban a empezar a hacer pruebas, Oscar y yo decidimos seguirlos a una distancia prudente, puesto que no queríamos que nos descubrieran, así que tratamos de pasar desapercibidos, nos mantuvimos alejados del grupo pero lo suficientemente cerca para ver lo que iban a hacer, el grupo llego a un salón pequeño comparado con el otro gran salón donde estaban  las capsulas, en este salón pequeño también las había, le calcule que podía haber alrededor de unas doscientas y en ellas había tanto mujeres, hombres, niños y niñas, teníamos que encontrar la forma y el tiempo para revisarlas y así seguir buscando a nuestras esposas, era imperativo que supiéramos si ellas estaban a bordo en la nave, yo casi estaba seguro que así era, pero ya habría oportunidad de comprobarlo, más tarde Oscar y yo tuvimos la oportunidad de observar el exterior por una de las grandes ventanas que tenía la nave, fue un espectáculo alucinante, había unos edificios como de la película las mil y una noches, había muchas naves pequeñas como del tamaño de un auto terrestre que iban y venían de todos y a todos lados y circulaban por muchos niveles casi tantos como pisos tenían los edificios más altos, El cielo era de un limpio como no había visto jamás, totalmente transparente, seguramente el combustible que usaban aquellas naves personales no contaminaba en absoluto, eso sí era tener una conciencia absolutamente ambienta-lista, la ciencia, la cultura y la tecnología eran de primera, tanto Oscar como yo estuvimos de acuerdo en esas aseveraciones y en eso estábamos cuando escuchamos que se iba acercando un grupo de seres dorados, al parecer habían tomado una decisión de qué hacer con aquellos seres humanos que tenían almacenados aparte, Oscar y yo nos hicimos los disimulados para pasar desapercibidos y nos fuimos atrás de ellos guardando una distancia prudente, así nos pudimos enterar que ya iban a empezar a hacer las pruebas con ellos; para esto iban a tener que sacarlos de la nave nodriza y llevarlos a unas instalaciones que tenían para este propósito, nunca dijeron a qué tipo de pruebas iban a ser sometidos ni si estas eran peligrosas o no, Oscar y yo dos dispusimos a buscar la forma de irnos con ellos para ser testigos de las pruebas y también ir madurando un plan de rescate por si entre ellos estaban nuestros familiares.
Mientras llegaba la hora en que iban a hacer esa actividad Oscar y yo nos dispusimos a ocupar ese tiempo investigando como era que estaban distribuidos los prisioneros en las capsulas, fue así como nos dimos cuenta que como ya lo habíamos visto en la primera nave en la que nos colamos estaban aparte mujeres de hombres y de niños, esperamos a que no hubiera seres ni metálicos ni dorados en las cercanías y nos fuimos acercando al salón pequeño donde estaban las capsulas, Oscar y yo estuvimos de acuerdo en dividirnos y empezar la búsqueda desde diferentes lugares, él lo haría desde la derecha y yo empezaría por la izquierda, quiso el destino que por donde empecé yo eran capsulas donde había mujeres, en la primera capsula que revisé en seguida me di cuenta que las mujeres estaban desnudas y que las capsulas estaban llenas de un líquido parecido al aceite, era transparente e incoloro, los cuerpos estaban como suspendidos en el y como dormidos o en coma inducido, seguí revisando las capsulas una por una y cuando llevaba revisadas veinte de ellas, oh sorpresa encontré la capsula donde estaba suspendido el cuerpo de mi esposa, trate de abrir la capsula, le pegue pero en seguida me puse a pensar en que nos podían descubrir, me serene y me puse a pensar que es lo que podía hacer y llegue a la conclusión de que teníamos que elaborar un plan mejor diseñado para poder rescatarla y después buscar a nuestros hijos, corrí para avisarle a Oscar acerca del hallazgo, él también se puso contento, nos separamos un poco para poder trazar un plan de rescate de mi esposa, íbamos a tratar de rescatarla cuando hubiera menos tránsito de seres dorados en ese salón, en un tiempo en específico supusimos que estos seres se tendrían que ir a dormir o a descansar y era cuando íbamos a ir a intentar el rescate, pasaron algunas horas y cuando vimos que en el salón se apagaban las luces supusimos que los seres ya se iban a descansar, aun les dimos 30 minutos más y en seguida nos dirigimos al salón, aun con las luces apagadas teníamos buena visibilidad, nos dirigimos directamente a la capsula donde estaba ella, revisamos la capsula, tenía varios botones y una palanca; no sabíamos cómo era que se abría la capsula y tampoco como reanimarla a ella y sacarla de esa especie de sueño inducido, intentamos con todos los botones y la palanca pero la capsula permaneció sin abrirse, lo intentamos varias veces pero sin resultados positivos. Pasada una hora de intentos nos tuvimos que dar por vencidos sin poder abrir la capsula, nos retiramos a una sala contigua a tratar de descansar un poco, ya mañana veríamos que hacer, afortunadamente los asientos que había en esa sala se hacían reposet y pudimos descansar bastante bien, al otro día muy temprano nos despertó el movimiento de los seres dorados, al parecer iban a empezar a hacer las pruebas a los encapsulados, Oscar y yo nos mantuvimos a la expectativa, teníamos que lograr ir a donde fuera que se fueran a llevar las capsulas para aplicarle las pruebas a nuestros humanos, cuando nos dimos cuenta que para el primer traslado habían elegido las primeras 20 capsulas donde se encontraba la capsula donde estaba recluida mi esposa nos preparamos Oscar y yo para por lo menos seguirlos, asi lo hicimos, los seres dorados trajeron un vehículo que era como una plataforma para llevar las 20 capsulas a otro lado y Oscar y yo nos las ingeniamos para poder subir a bordo camuflados entre las capsulas, la plataforma se empezó a mover a otro salón de mayor tamaño en el que había un sinfín de máquinas, pantallas y aparatos, fueron sacando una a una a las mujeres y entre dos seres dorados las fueron sometiendo a diferentes pruebas en los tantos aparatos y maquinas, los resultados los iba anotando otro de los seres dorados en una especie de computadora o Tablet portable, después sabríamos que lo que realmente estaban haciendo con las mujeres era someterlas no a pruebas sino a tratamientos que las iban a curar de los males que tuvieran ya fueran padecimientos por la edad o enfermedades realmente graves, mi esposa por ejemplo padecía de Osteoartritis, una enfermedad de los huesos por falta de calcio y un padecimiento de los riñones y vejiga ocasionado por una bacteria, cuando le tocó el turno a mi esposa nos dimos cuenta que en realidad no estaban desnudas sino que traían puesto un traje de un material tan fino que se confundía con su piel, al pasar por las diferentes máquinas para los tratamientos no despertaban totalmente de aquel sueño inducido pero eran capaces de escuchar órdenes y obedecerlas, después al terminar de hacerles los tratamientos ya no las regresaron a las capsulas sino que las ponían en unas camillas con ruedas y las iban acomodando ordenadas en la misma sala, al parecer las iban a dejar allí en recuperación, en la primera oportunidad que tuvimos Oscar y yo nos bajamos de la plataforma y buscamos un lugar para poder escondernos y pasar desapercibidos y más tarde intentar rescatarla, nos acomodamos atrás de unas máquinas que no habían usado los seres dorados en los tratamientos, ahí estuvimos hasta que se hiso tarde y los seres dorados se fueron a descansar; tanto Oscar como yo dedujimos que ya era de noche aunque dentro de la nave era difícil saberlo por la gran cantidad de luces que estaban encendidas, mismas que se apagaron en cuanto ellos se fueron, dejamos pasar un tiempo prudente; después de media hora en que ya no hubo movimientos, tomando todas las precauciones nos fuimos acercando a la camilla donde descansaba mi esposa.
Estuvimos un buen rato tratando de despertarla o reanimarla sin resultados positivos, pero cerca de una hora después ella despertó por sí sola, supuse que era por una especie de anestesia que le habían aplicado cuando la sometieron a los tratamientos, cuando me vio estuvo a punto de gritar de gusto y sorpresa, pero alcance a taparle la boca, le hable al oído y trate de explicarle todo lo que había pasado desde que regresábamos de la fiesta, me miro entre sorprendida y excitada por contarme también ella todo lo que había pasado desde entonces, trate de calmarla y le dije que íbamos a rescatarla Oscar y yo, le dije que él también era un sobreviviente del holocausto que habíamos sufrido, me dijo que los visitantes los habían tratado muy bien, siempre de manera respetuosa y con amabilidad y que le ponían un casco y de esa manera les entendía todo lo que le decían, la habían alimentado y vestido desde entonces, además nos contó que ella sabía dónde tenían a nuestros hijos, ya que primero a ellos los habían encapsulado pero le habían dado el número de las capsulas y la ubicación, pero las explicaciones las deberíamos dejar para después, era urgente que la sacáramos de ahí, como pudimos le ayudamos a que bajara de la camilla y sigilosamente nos fuimos al salón donde habíamos estado la primera vez y de donde habíamos sacado los trajes espaciales, nos sentamos en los sillones con los que contaba el salón para descansar y continuamos platicando, mi esposa nos contó cómo habían pasado para ella los acontecimientos 

En medio de la nada... Capitulo 1


Lo primero que sentí fue lo duro del suelo donde me encontraba tirado, por un momento me quede quieto tratando de ubicarme acerca de donde estaba, escuche con atención todos los ruidos que había a mi alrededor: nada, no lograba escuchar nada, todo era silencio a mi alrededor además de que también eran tinieblas, no importaba si tenía los ojos cerrados o abiertos; por lo poco que pude palpar de terreno a mis espaldas parecía que estaba a la intemperie, a campo raso o sea en el exterior, abrí una vez más los ojos, no alcance a percibir nada, como dije antes todo era oscuridad y tinieblas al rededor mío.
Después de un buen rato de seguir acostado boca arriba, ya cansado me senté y seguí cavilando para mis adentros, tenía conciencia, sabía quién era, mi nombre es Juan, sabia donde vivía, sabía que tenía familia, incluso al oír el rechinar de las tripas en mi estómago; sabía que tenía hambre, recordé claramente la noche anterior en la cual habíamos sido invitados a una fiesta de cumpleaños por uno de nuestros familiares, fuimos a dicha fiesta, nos divertimos como nunca, cenamos, bebimos, bailamos, nos cansamos de hacerlo y cuando llego la hora de despedirnos y regresar a nuestra casa, abordamos nuestro coche, nuestra casa en realidad no estaba muy lejos, teníamos que recorrer cerca de 10 kilómetros para llegar de regreso a nuestra casa, partimos diciendo adiós a nuestros familiares que aún se quedaron en la fiesta, yo iba manejando el coche, cuando íbamos más o menos a la mitad del recorrido hacia nuestra casa se me hizo raro no ver a nadie en las calles, ni en coche ni caminando, eran las dos de la mañana, una hora aun aconsejable para andar en la calle en fin de semana, ni un alma se veía en los alrededores, las luces de las casas apagadas, nada de gente en las calles, vaya ni animales como gatos o perros se veían en las calles y de repente sobrevino el holocausto, primero vi cómo se apagaban las luces de las lámparas en las calles, escuche un ruido ensordecedor y sentí como el coche donde viajábamos se levantó del piso, explotaron los vidrios de las ventanas del coche en mil pedazos, también escuche como explotaban las llantas, sentí un golpe en la cabeza y después desperté aquí como lo explique antes.
Me anime un poco y me levante, mis ojos poco a poco se habían ido acostumbrando a la oscuridad total, alcance a distinguir la diferencia entre la superficie del terreno y la parte del cielo, del aire, del espacio o como lo quieran llamar; olía a quemado, aun había humo y polvo en el ambiente; mientras más arriba estabas más costaba respirar, ¿voltee hacia arriba y alcance a percibir una nata descomunal de humo y polvo, que había pasado ahí me pregunte? ¿Parecía que estaba viendo una escena de alguna película del fin del mundo, de un holocausto, una escena dantesca de muerte y destrucción, me imagine que mil cosas habían pasado, quizá había estallado la tercera guerra mundial?, ¿había explotado una bomba nuclear? ¿o una bomba de neutrones?, o quizá había habido algún ataque terrorista? No solo no tenía la respuesta, tampoco había nadie a quien preguntarle, por enésima ocasión voltee haca arriba para observar el cielo en busca de alguna referencia para poder ubicarme, no alcance a distinguir a la luna, ni a las estrellas, ni nada, la gran nata de humo y polvo no lo permitía, ¿qué hacer? Me esperaba en el mismo lugar a que se aclarara el panorama devastador o empezaba a caminar hacia ningún lado porque no sabía dónde estaba ubicado, lo más seguro es que si empezaba a caminar sin rumbo, me perdiera mas así que decidí sentarme nuevamente y esperar a que amaneciera o aclarara la oscuridad que imperaba en el lugar, la oscuridad era la reina del lugar en este momento era todo lo que podía percibir, no alcanzaba a ver más allá de unos diez metros de distancia, me recosté nuevamente en el duro suelo del terreno y cansado de pensar cerré los ojos, me fui quedando lentamente dormido, no supe cuánto tiempo paso conmigo en ese estado, quizá fueron minutos, quizá fueron horas o incluso pudieron pasar días, después de ese sueño un tanto reparador desperté, no abrí los ojos inmediatamente, trate de concentrarme en escuchar algún ruido, algún sonido, a lo lejos alcance a oír una especie de tos, una especie de quejido, me anime a abrir los ojos, ya había un poco de claridad aunque aún había mucho humo y polvo, una vez que mis ojos se acostumbraron al ambiente, descubrí que ya podía vislumbrar algunos bultos e imágenes como a unos quince metros de distancia, alcance a divisar un coche que se parecía al mío, me acerque lentamente, trastabillando por tanto escombro esparcido por toda la superficie del terreno que pisaba, llegue al coche y verifique que en efecto era el mío, lo revise de arriba a abajo y nada, el coche estaba tan solo como yo en ese momento, estaba en medio de lo que parecía ser un parque aunque lo que antes parecía haber sido pasto, ahora eran solo cenizas, y se veían también los restos de algunos árboles totalmente calcinados, me dio curiosidad y hasta ese momento baje la mirada y me vi los pies, las piernas y parte del tronco de mi cuerpo, descubriendo que tanto mis zapatos como mi ropa estaban hechos jirones y chamuscados, entonces pensé: sobreviví de milagro y me pregunte algo que debí de preguntarme hacía mucho rato, que paso con mi familia?, que paso con mi esposa?, ¿qué paso con mis hijos?, como les dije al principio yo estaba consciente, sabía quién era, sabía que tenía familia, sabia de donde veníamos hasta antes de lo que nos pasó, lo que no sabía era lo que nos había pasado ni donde me encontraba en esos momentos, mucho menos sabia en donde habían quedado mi esposa y mis hijos, estaba preocupado no por lo que había pasado sino porque estaba solo, ¿a dónde habían ido todas las demás personas que vivían ahí? O a lo mejor todos estaban muertos o apenas iban a despertar o habían despertado como lo había hecho yo, aunque no hacía frio me estremecí, ¿y ahora que iba a hacer?, mi estómago volvió a recordarme que tenía hambre, esto me deicidio a empezar a caminar, avance de frente por la calle volteando a derecha e izquierda cada ciertos pasos, todo lo que alcanzaba a ver era devastación, ni las casas estaban en pie eran solo montones de escombros, me anime a acercarme a uno de esos montones buscando algo que comer, empecé a remover los escombros con la ayuda de un palo que estaba por ahí cerca, había entre los escombros pedazos de muebles, ropa quemada, restos de colchones, pedazos de zapatos, pero de comida o alguna otra cosa comestible nada, seguí avanzando con trabajos entre los escombros, parecía que estaba caminando en una zona de guerra después de un ataque aéreo anti-tanques, llegue a una esquina y di vuelta a la derecha a unos veinte metros alcance a ver los restos de lo que parecía que había sido una tienda, me alegre seguramente allí debe haber por lo menos algunas golosinas para calmar mi hambre, llegue a los escombros, la tienda en cuestión había aguantado de mejor manera el cataclismo ya que solo se había caído una pared pero las otras tres estaban en pie, entre con mucho cuidado tratando de cuidar donde pisaba, llegue a unos anaqueles donde se suponía que había pan y galletas, estaban las envolturas pero quemadas, avance más y encontré una vitrina, la revise, los vidrios estaban rotos, todo lo que estaba adentro estaba igual quemado, había restos de lo que parecía ser queso, tome un pedazo, me lo lleve a la boca, lo probé; sabia a quemado, lo mastique con cuidado y lo trague, no era lo que esperaba pero algo era algo, continué buscando, fui a dar de frente con un refrigerador vertical metálico al fondo de la tienda donde hacían esquina dos de las paredes y parte del techo, al parecer este refrigerador estaba en mejores condiciones ya que allí encontré algo de carnes frías como jamón, mortadela, tocino, y un paquete de pan para rebanar, comí de todo un poco, enseguida me enfoque en encontrar algo en que hacer un itacate para llevarme conmigo lo que había quedado de comida, después de mucho buscar encontré una bolsa de plástico que no estaba totalmente quemada y la use para guardar el pan, el jamón y la mortadela, salí del lugar ya con el hambre saciada en parte, ahora lo que importaba era encontrar algún sobreviviente de aquel maremágnum de caos y destrucción, no sabía a ciencia cierta hacia dónde ir, pensé en regresar sobre mis pasos pero enseguida deseche la idea, para que iba a querer regresar a un lugar donde no había nada?, mejor era seguir hacia adelante o a cualquiera de los lados que pudiera ir, aun no se podía ver con claridad y a una distancia suficiente para poder ubicarme, hasta ese momento me acorde que yo traía celular en la bolsa de mi pantalón, inmediatamente toque las bolsas de mi pantalón y sentí algo duro y con forma rectangular en una de ellas, metí la mano a la bolsa expectante, agarre el objeto firmemente, lo saque de un golpe y ¡sí!, ¡sí!, era el bendito celular, lo primero que cheque al reanimarlo era que tanto le quedaba de batería, tenía como la mitad de la misma, pero al fijarme si tenía señal del satélite vi con desanimo que no tenía nada de señal, estaba muerto, pero me sirvió para ver la hora, eran las doce del mediodía, abrí la aplicación de la radio, trate de sintonizar una estación pero como también era un servicio que le llegaba por medio del satélite, solo escuche estática e interferencia, el celular no me iba a servir de gran ayuda, solo iba a poder ubicarme en cuanto a la hora del día, en la otra bolsa del pantalón encontré mi navaja suiza, está siempre me acompañaba a donde quiera que iba, había sido un regalo de la empresa en la que había trabajado ya hacia algunos años, seguí adelante caminando hacia no sé dónde, pero no me podía quedar detenido allí en ese lugar, camine por cerca de dos horas, esquivando montones y montones de escombros, hasta que alcance a distinguir un edificio grande que seguramente estaba mejor construido que el resto porque este había aguantado de mejor manera aquel holocausto de destrucción, al irme acercando a la construcción empecé a ver que después de mucho tiempo de buscar y buscar a alguien más distinguí a dos personas que sin embargo al verme corrieron asustados hacia adentro del edificio y cerraron la puerta de la entrada, corrí hacia la entrada del edificio y llegue jadeando a la puerta y toque con desesperación, gritando que estaba desarmado, que era amigo, y que yo también estaba perdido en aquel caos, después de mucho rato y conmigo tirado en el piso descansando, se fueron acercando a la puerta las dos personas que había visto correr antes, no abrieron inmediatamente la puerta sino que desde adentro me preguntaron primero tímidamente, quién eres?, de dónde vienes?, que quieres?, vienes solo?, a todas las preguntas trate de darles contestación con la poca información que tenía a la mano o recordaba, al fin al parecer los convencí que mis intenciones eran buenas y abrieron la puerta, tendiéndome la mano uno de ellos me dijo yo soy Pedro y este es mi compañero Oscar, mucho gusto les dije después de estrechar sus manos mi nombre es Juan, detrás de mi cerraron la puerta y se encaminaron por el pasillo de entrada del edificio conmigo detrás, llegaron a la puerta de un departamento, entramos mientras me decían que tenían una compañera más que estaba herida, la encontramos tirada en la sala sobre un sillón improvisado como cama, me incline hacia él, al parecer dormía, tenía descubierto el tórax y alcance a ver una herida que partía de la parte derecha de su pecho derecho hacia el estómago de manera diagonal, eran aproximadamente unos veinte centímetros de una herida superficial que solo había cortado la piel y parte del musculo o carne, con cuidados y curaciones comunes sanaría en unas dos semanas, era una mujer cuyo nombre me dijo Pedro era Lucia, me deje caer en otro de los sillones de aquella polvorienta sala, tenía muchas horas caminando desde que desperté aquella madrugada y sin descansar en un lugar cómodo, le pregunte a Pedro que si ya habían comido algo, contesto algo triste que no, que lo último que habían comido había sido antes de la explosión que había causado aquella destrucción en el lugar, que cuando los descubrí venían de buscar algo para comer, abrí la bolsa que traía amarrada al cinturón de mi pantalón, sacando de ella los restos del jamón, mortadela y pan que traía en ella, se los ofrecí, vorazmente, agarraron la bolsa y se repartieron la comida dividiéndola en tres partes iguales, pensando en que pronto despertaría Lucia, una vez que terminaron con el poco alimento que pude proveerles, también se sentaron en el sillón y comenzamos a platicar acerca de lo que había pasado Pedro apuntaba que aquello podía ser el resultado de un ataque terrorista dirigido a Estados Unidos, que nos había alcanzado, Oscar en cambio opinaba que podía ser la explosión de una o más bombas al haberse originado la tercera guerra mundial, en ese momento y después de pensarlo varias veces me atreví a verter una tercera opinión, una opinión que hasta el momento no había tomado en cuenta y les dije, a ver qué tal si es un ataque extraterrestre y desde el aire nos bombardearon unas naves nodrizas, Pedro y Oscar estallaron en carcajadas sin poder contenerse, rodaron por el piso por los estertores que les provocaba aquel ataque de risa, cuando se repusieron me miraron aun entre divertidos e incrédulos diciendo: tu si estás bien loco Juan, como se te ocurren esas ideas, lo tome con calma y después de pensarlo unos segundos les dije: a ver si hubiera sido un ataque terrorista por fuerza deberíamos haber escuchado alguna noticia en la radio o en la televisión en los días previos a este, por otro lado si hubiera estallado la tercera guerra mundial igual, deberíamos haber escuchado en las noticias algo que nos indicara que podía pasar esto, también les hice ver que para hacer algo de esa magnitud tuvo que ser por medio de aviones o algún otro artefacto volador y no vimos nada, no nos dimos cuenta  de algo raro que estuviera pasando antes de los hechos, en cambio mi teoría del ataque extraterrestre tomaba fuerza porque les explique, las naves extraterrestres pudieron haberse acercado a la tierra sin hacer ruido, aprovechando la oscuridad de la noche, rodearnos y con un ataque simultaneo en conjunto, con un solo disparo de cada nave pudieron ocasionar todo este daño, por eso no nos dimos cuenta de nada, hasta que despertamos envueltos en este holocausto, Pedro y Oscar, se quedaron viendo entre ellos por unos segundos y después sincronizada mente voltearon a verme a mi casi convencidos de que podía ser buena mi teoría, de hecho continué diciendo, ahorita es probable que los extraterrestres estén allá arriba con sus naves en estacionario, esperando a que se disipen las tinieblas provocadas por el humo y polvo que se levantó a consecuencia del ataque para aniquilarnos a los que sobrevivimos al ataque en primera instancia, Pedro y Oscar volvieron a intercambiar una mirada llena de incredulidad y basados en todo lo que lleva vamos visto y hablado estuvieron de acuerdo conmigo y mi teoría, entonces que vamos a hacer dijo Pedro, esperar le conteste, justo ahora no podemos hacer nada solo esperar y procurarnos alimento y agua, sobre todo agua ya que no tenemos, ya exploraron los alrededores?, si dijo Oscar pero no hay gran cosa, solo un par de lo que eran unas tiendas y no hay nada en condiciones de comerse; después de pensarlo unos segundos les solté: vamos a tener que aventurarnos más lejos les dije, vamos a organizarnos y mañana saldremos a explorar los alrededores, hoy ya no porque ya es tarde y en la noche no se ve casi nada, los dos estuvieron de acuerdo; en ese momento se escuchó un quejido, inmediatamente todos volteamos a ver a Lucia, había despertado y se quejaba, al parecer le dolía mucho la herida, era una herida grande pero desde mi punto de vista era superficial, ya que no iba más allá de la piel y parte del musculo, me presentaron con ella, nos saludamos y le pregunte que si tenía hambre, dijo que sí que mucha, le arrime la bolsa con la parte de comida que habíamos guardado para ella y en unos cuantos segundos dio cuenta de ella, me arrime a la salida del departamento, alcance a vislumbrar parte de la calle, el sol se estaba poniendo y regresando con mis compañeros les pregunte, hay donde acostarse?, hay cobijas con que taparse?, en esta ocasión fue Oscar el que me respondido, si dijo en este departamento en la parte de arriba hay tres recamaras, todas tienen cama con su ropa, pensé “con su ropa” quiere decir que tienen cobijas, me dirigí hacia las escaleras y subí a ver las recamaras, las tres eran de dimensiones parecidas, tres metros y medio por lado, las tres equipadas con camas matrimoniales, en cuanto a muebles solo habían las cómodas a los lados de las camas y un closet en cada recamara, los revise, todos tenían algo de ropa y zapatos; en dos de las tres recamaras había ropa y zapatos de hombre y en la tercera había ropa y zapatos de mujer, todo eso nos podría servir más adelante, elegí la recamara de hombre que estaba a la derecha al subir la escalera, por la ventana podía fácilmente dominar la calle con buena vista hasta la esquina próxima, esto en estas circunstancias era una ventaja, baje a la sala y le hice saber en qué recamara iba a descansar más tarde, ninguno puso objeción y dimos por zanjado el asunto, afuera ya estaba oscuro, saque el celular y vi que ya eran las ocho de la noche, aun estuvimos platicando un buen rato ahí en la sala, resulto que los tres eran de carca de la zona donde estábamos pero ninguno se conocía con anterioridad al desastre, concluimos la plática y nos despedimos cada quien trataría de descansar por su lado, Pedro y Oscar en las otras dos recamaras restantes y Lucia se quedaría dónde estaba, en la cama improvisada en la sala, volví a subir la escalera, entre en la recamara y con la última y escasa luz de día, me metí a la cama, y dentro de un rato pude conciliar el sueño, este fue muy agitado durante toda la noche, desperté varias veces, en una de las veces que desperté lo hice porque escuche unos ruidos muy extraños, escuche unos como golpes que se sucedían unos atrás de otros, muy fuertes pero lejanos, como si se tratara de un ser gigantesco dando pasos a la distancia, eran las tres y media de la mañana, me voltee en la cama y me volví a quedar dormido, eran las nueve de la mañana cuando desperté nuevamente, me levante de la cama, abrí el closet y me probé un pantalón de mezclilla que parecía ser de una talla acorde con la mía, me quedo perfecto mejor que mandado a hacer, también tome una playera de uno de los cajones, calcetines del otro, termine de vestirme y baje por las escaleras hacia la sala, ya estaban ahí mis compañeros, platicamos de cómo nos íbamos a organizar, quedamos en que en esta ocasión Oscar se iba a quedar con Lucia para no dejarla sola y Pedro y un servidor iríamos a explorar los alrededores, así quedamos de acuerdo, Pedro y yo salimos, en la calle encontramos un pedazo de tubo, lo tome, me lo llevaría, este me serviría para hurgar entre los escombros en busca de algo servible, Pedro encontró un palo, igual lo tomo, en un momento dado lo esgrimiríamos como arma contra cualquier posible amenaza, empezamos a avanzar, lo haríamos hacia el norte intentando no perdernos, caminamos cerca de cinco cuadras y Pedro me comento que hasta ahí ya habían explorado, bien le dije entonces de aquí en adelante hay que tener los ojos y oídos bien abiertos y en alerta, Pedro estuvo de acuerdo, una cuadra más adelante encontramos una especia de centro comercial en el cual había varios locales comerciales en los que entramos para buscar agua y alimentos, todo lo comestible valía para recolectarlo, el primer local era una pequeña tienda de abarrotes, ahí encontramos un garrafón parcialmente roto pero aún conservaba cerca de la mitad del agua que había contenido, eran como diez litros, lo cargue, más adelante había tirado otro garraron intacto aun con tapa pero vacío, lo agarre y trasvase el contenido del garrafón roto, cargue el garrafón a medio vaciar y seguimos avanzando, entramos al otro local era una tienda de carnes frías y quesos, bendito sea Dios encontramos varias cosas como un paquete de jamón, varios quesos panela de a medio kilo y un paquete de pan integral Bimbo, con esto era suficiente para comer y beber el día de hoy, regresamos sobre nuestros pasos y al llegar al edificio donde estaba el departamento que ocupábamos, entramos al edificio, nos dirigimos a la sala y sorpresa no había nadie, no estaba Lucia recostada donde la habíamos dejado, también Oscar brillaba por su ausencia, Pedro y yo descargamos los alimentos y el agua que traíamos cargada, nos sentamos a descansar mientras pensábamos y platicábamos acerca de la desaparición de nuestros compañeros, en eso estábamos cuando escuchamos la tímida voz de Oscar desde arriba de la escalera, muchachos son ustedes?, le contestamos que sí, eso lo animo a bajar la escalera; al llegar abajo nos dijo, es que nos escondimos porque escuchamos unos ruidos allá afuera, subí a Lucia cargada a una de las recamaras, allá esta todavía, los tres nos dirigimos hacia arriba, Oscar había instalado con buen tino a Lucia en la recamara de mujer, nos sentamos en la orilla de la cama y empezamos a preguntarles acerca de los ruidos que habían escuchado afuera, ¿yo solté inmediatamente eran ruidos como de más gente? Oscar contesto, no creo que se tratara de gente ya que eran unos ruidos como una serie de golpes distanciados uno o dos segundos entre uno y otro, inmediatamente recordé lo que me había despertado en la madrugada, los golpes eran parecidos a los que acababa de describir Oscar, lucia callada hasta ese momento abundo sobre el tema y dijo también se oían algunos gritos después de esos golpes y los gritos si parecían ser de humanos, todos nos quedamos pensando por unos segundos preocupados y algo temerosos pero mucho más intrigados, que podían ser aquellos golpes que ya había escuchado en la madrugada de ese mismo día, no estaba seguro que era pero lo que si me podía imaginar era que era algo grande lo que provocaba estos ruidos, convencimos a Oscar y a Lucia de bajar a la sala para poder desayunar, ya era algo tarde y aun no lo habíamos hecho, bajamos a lucia con mucho cuidado entre Pedro y yo, Oscar iba adelante allanando nos el camino de cosas y escombros, llegamos a la sala, instalamos a Lucia nuevamente en la cama y sacamos parte de lo que habíamos encontrado, corte cuatro rebanadas de jamón y de queso ayudado de mi separable navaja suiza, abrimos la bolsa del pan bimbo y empezamos a almorzar, lo hicimos con ganas, vaya que si teníamos hambre, al terminar con nuestra ración de comida, bebimos como pudimos algo de agua también, todos estamos sedientos, terminamos de comer y a lo lejos volvimos a escuchar los golpes de los que habíamos hablado hacia un rato, en esta ocasión no habíamos escuchado gritos, la situación era alarmante, que podían ser esos ruidos me pregunte a mí mismo por enésima vez, el día de hoy ya casi se podía ver el cielo, yo creo que mañana ya se va a poder ver aunque no claramente, el resto de la tarde lo dedicamos a tratar de asear y recoger un poco el interior del departamento, hicimos varios viajes del interior del departamento hacia la calle llevando escombros, una vez que hubimos terminado nos dispusimos a comer, en esta comida seguramente se acabarían las provisiones y mañana tendríamos que volver a salir a buscar más alimentos, comimos sin interrupciones, pasamos el resto de la tarde descansando y volvió a llegar la noche, me despedí y me retire a mi habitación, en esta ocasión pude dormir de mejor forma, esta noche no escuche los golpes que había escuchado la noche anterior, gracias a Dios pude dormir de mejor manera, aunque; estoy intranquilo porque no se nada de mi familia, hasta el momento no hay ningún indicio acerca de que fue lo que paso y donde pudieran estar.
Desperté temprano y me quede un rato más acostado aunque ya sin dormir, el plan para el día de hoy seria explorar hacia el otro lado del lugar en busca de comida que nos pueda alimentar por lo menos el día de hoy, deje la cama como a las ocho de la mañana, cuando escuche que mis compañeros ya andaban en la planta baja, baje la escalera, los salude, y acordamos intercambiar de acompañantes, Pedro se quedaría a acompañar a Lucia y Oscar vendría conmigo a explorar, en cuanto salimos a la calle notamos más luminosidad, ya podíamos ver de manera más clara el cielo, nos impactó que al observar el cielo notamos una formación de nubes de forma circular, esta formación era gigantesca, también había otras formaciones más pequeñas alrededor de la primera, alcance a contar quince formaciones pequeñas acompañando a la primera, le dije a Oscar qué opinas de esto, que crees que puedan ser?, no lo se me contesto Oscar, esas figuras en las nubes podrían haberse formado a consecuencia de la primera explosión y podrían ser temporales, yo creo que poco a poco se van a in difuminando, mmmmm conteste pero no externa mi opinión, yo tenía una opinión muy diferente a la de Oscar, casi estaba seguro que esas formaciones ocultaban algo, tenía que haber algo más de fondo, alguien nos estaba vigilando desde las alturas, una inteligencia superior debía estar detrás de todo esto, una inteligencia superior y mucho más avanzada que la nuestra aquí en la tierra, una inteligencia que sin duda tenía muchos años, quizá décadas o incluso siglos observándonos, estudiándonos, visitándonos periódicamente, sin hacer ruido, sin ser vistos en la mayoría de las veces, algunas de las pocas veces que habíamos podido ver algo, eran solo segundos, algo efímero, tan efímero que a veces hasta pensábamos que no era real, mucha gente había hecho avistamientos de Ovnis en muchos lugares de nuestro mundo, pero hasta el momento nadie podía probar que los avistamientos, algunos incluso grabados con alguna cámara de vídeo o con la cámara de vídeo de algún celular, o tan solo unas fotografías como prueba, nadie podía dar crédito a estas personas por los avistamientos basados en esas pruebas, pero yo estaba seguro que el futuro ya nos había alcanzado, con esta visita no muy amistosa que nos estaban haciendo en estos días; que pretendían estos seres avanzados, que pretendían estos seres de las estrellas?, quizá conquistarnos? O quizá destruirnos?, no tenía sentido lo que estaba pensando, en teoría ellos nos habían creado seguramente como una sociedad inferior, poco avanzada para que nosotros mismos fuéramos evolucionando como a fin de cuentas lo habíamos hecho, a lo mejor se habían cansado de nosotros y de nuestro trato poco cordial hacia nuestro planeta, estábamos a punto de destruirlo, la contaminación generada a través de los siglos estaba en este momento a un nivel máximo nunca antes visto, hasta antes del gran ataque había en la tierra algunos países en donde ya estaba muriendo mucha gente por problemas asociados con la contaminación, por más que trataba la sociedad de minimizar este problema no permitiendo que los vehículos terrestres circularan diario, el problema persistía e incluso se agravaba sin importar las medidas que la gente tomara, habíamos llegado a un nivel máximo de contaminación, quizá nuestros creadores dándose cuenta de este problema terrestre, se habían hartado de nosotros y estaban a punto de destruirnos, de desaparecernos de la faz de la tierra para crear otra civilización quizá más avanzada tecnológicamente que la nuestra, o quizá estoy siendo demasiado pesimista y a lo que venían era a ayudarnos?, difícil de creer, entonces porque nos habían hecho esto?, porque el ataque?, aunque siendo sinceros hasta el momento no había visto un solo cuerpo tirado en las calles, no había visto un solo muerto a consecuencia del terrible ataque, pensando en esto, donde habían quedado todos los muertos que sin duda debía haber a consecuencia de ello?, preguntas difíciles de responder, yo diría que imposibles de responder.
Oscar y yo seguimos caminando los estábamos haciendo hacia el sur, como lo habíamos acordado al salir, avanzamos lentamente, una cuadra, dos, cuando estábamos avanzando por la tercer cuadra, alcanzamos a ver un edificio alto, era como de cinco pisos, nos faltaban unas tres cuadras para llegar a él, seguimos avanzando penosa-mente entre los escombros, hasta el momento nuestros esfuerzos por encontrar alimento habían sido infructuosos, de pronto vimos pasar una sombra negra de derecha a izquierda muy rápidamente, Oscar y yo cruzamos una mirada inteligente preguntándonos que había sido?, ninguno de los dos podía responder la pregunta, en eso estábamos cuando la sombra volvió a pasar ahora de izquierda a derecha mucho más cerca de nosotros y ladro varias veces, ¡sí! Era un perro negro el que había pasado, lo supimos no porque lo hayamos visto sino por los ladridos que externo al vernos, no se escuchaba enojado ni a la defensiva, sino más bien eran ladridos que sonaban contentos pero con cierta desconfianza, la sombra negra o mejor dicho el perro regreso nuevamente y dando brincos de alegría dio varias vueltas alrededor nuestro, trate de calmarlo hablándole suavemente, quieto perrito, quieto y este poco a poco dejo de dar vueltas y se acercó dócilmente y humillándose ante mi mano extendida para acariciar su cabeza, hice contacto con ella y el perro emitió una especie de sonido de aprobación y amistad, lo acaricie por unos segundos, después lo hizo Oscar y rápidamente nos hicimos amigos de aquel nuevo acompañante, rápidamente lo llamamos “Sombra” porque así había llegado a nuestras vidas como una sombra, sombra lo entendió desde la primera vez que lo llamamos así y contesto con un ladrido de aprobación, continuamos caminando hacia el edificio que cada vez estaba más cerca, cuando llegamos y estando enfrente de él, nos dimos cuenta que apenas había sufrido daños en su estructura, curiosos entramos en la planta baja del edificio que al parecer había sido un súper de abarrotes, de tamaño considerable, equivalente a unos cuatro locales de buenas dimensiones, desde el momento en que entramos tanto Oscar como yo sentimos una leve vibración en el piso del edificio, como la vez anterior que salimos a explorar, en esta tienda también todo estaba quemado, no había nada que se pudiera aprovechar, le dimos vuelta a la tienda de pe a pa y cuando ya estábamos a punto de salir me llamo la atención una especie de tapa en el piso ya muy cerca de la salida, esta está cubierta de escombros, tierra y pedazos de madera a medio quemar, los hicimos a un lado como pudimos, la tapa estaba protegida con un candado, este; como esperábamos estaba cerrado, lo tuvimos que forzar con el tubo que traía yo como ayuda para explorar, cuando escuchamos que trono el candado Oscar y yo le festejamos abrazándonos, sombra se unió al festejo parándose en sus patas traseras y apoyando las delanteras en nosotros, enseguida abrimos la tapa, esta parecía más bien una puerta de acceso a una especie como de refugio anti-tornados o anti-bombas, abajo nos esperaban más sorpresas, conforme fuimos bajando se fue intensificando la oscuridad, pero la vibración que percibimos en el piso al entrar a la tienda se intensifico y se escuchó en forma de motor, motor a gasolina seguramente porque se percibía un olor a ella; inmediatamente pensamos, si es un motor y huele a gasolina este motor es para producir electricidad, en esas estábamos avanzando de manera penosa agarrándonos de la pared, de pronto toque algo en la pared y sentí como mi dedo se atoro en algo que cedió ante el avance de mi mano, y se hizo la luz, si increíblemente, lo que había tocado era un interruptor mecánico para encender y apagar la energía que daba vida a un foco incandescente, por un momento la repentina luminiscencia del foco nos cegó, pasaron algunos segundos para acostumbrarnos a la luminosidad, una vez que lo hicimos, estuvimos a punto de brincar de alegría, el lugar donde nos encontrábamos era ni más ni menos que una bodega que debía pertenecer a la tienda que estaba arriba, había de todo, había refrigeradores, anaqueles, cajones y cajas todos repletos de mercancías y todas en excelentes condiciones, dimos varias vueltas viendo todo lo que había en existencia en esa bodega del súper en el que nos encontrábamos, tomamos un yogur de a litro, un paquete de pan en rebanadas, queso, jamón, unas latas de atún y salimos dispuestos a regresar al edificio donde nos esperaban Pedro y Lucia, rápidamente deshicimos el camino andado en la exploraron y llegamos al lugar donde estaban nuestros compañeros, llegamos y les dimos la buena nueva, sacamos lo que traíamos para comer, repartimos las cosas y nos sentamos a comer, todo era alegría en esos momentos; una vez que terminamos de comer comenzamos a platicar, se me ocurrió comentarles que sería mejor que nos cambiáramos a vivir a la bodega que habíamos encontrado, que ahí tendríamos todo a la mano, por lo que habíamos visto no había recamaras ni camas pero eso era lo de menos, después de discutirlo un buen rato llegamos al acuerdo que nos íbamos a cambiar a la bodega incluso por seguridad, estaríamos bajo tierra un poco más seguros en lo que averiguábamos lo que estaba sucediendo.

Quedamos en el acuerdo de irnos a la bodega un día después, el resto de la tarde lo dedique a dar una vuelta por los alrededores del edificio donde estábamos viviendo acompañado de sombra, al igual que con el resto de los lugares por los que había pasado anteriormente, todo estaba derruido, quemado y hecho pedazos, después de un buen rato de vagar por ahí, sombra aguzo las orejas y empezó a ladrar de manera nerviosa, trate de ubicar el lugar del que recelaba sombra, no pude ubicar nada, pero en ese momento sentí la vibración en el piso de esos golpes que a mí me parecían pasos gigantes, estos se iban acercando gradualmente, llame a sombra y decidimos retirarnos del lugar, rápidamente llegamos al edificio, entramos y llegamos al lugar donde estaban nuestros compañeros, no fue necesario decirles lo que habíamos sentido, ellos también se habían dado cuenta de las vibraciones, nos miramos unos a otros nerviosos, hasta el momento no sabíamos que era lo que provocaba esas vibraciones, después de un rato de estar conversando decidimos irnos a dormir, subí a mi habitación, me senté un momento en la orilla de la cama pensativo, volví a acordarme de mi familia, donde estarían mi esposa y mis hijos, tenía que encontrarlos a como diera lugar, me dispuse a dormir, tarde un buen rato en conciliar el sueño, pero dormí bastante bien.

Tesoro

Corría el año de 1970, en la región de los llanos del estado de Durango para ser más específicos y exactos vivíamos en el pueblo de Villa Antonio Amaro, municipio de Guadalupe Victoria que es la cabecera municipal.
En aquellos días bien me acuerdo aún se manejaban las monedas antiguas, de las que me acuerdo eran las de a centavo, de a cinco centavos, de a diez centavos, de a veinte centavos, todas las anteriores hechas de cobre y luego ya venían las de a cincuenta centavos y de a peso que eran por lo menos la de a peso era ley 0.720 de plata, esto quería decir que del peso total en gramos de la moneda el 72% del material era plata y el resto era de otro material, supongo que era Níquel, lo interesante es que todas estas monedas eran de curso legal, eran las que circulaban libremente en ese tiempo.
También es cierto que es estos pueblitos en aquellos tiempos la gente aún no confiaba mucho en los bancos y de hecho había que ir a las ciudades grandes porque en los pueblitos en aquellos tiempos ni soñando podía haber bancos, así que la gente lo que hacía con su dinero era guardarlo ya fuera en cajas fuertes, en arcones, en petaquillas (especie de maletas), en cajones e incluso debajo de los colchones como rezan tantas leyendas, aunque también había gente que lo que hacía con su dinero, sobre todo con el dinero en monedas era enterrarlo ya fuera en alguna parte de su casa, de su corral o fuera de sus dominios, en algún cerro, al pie de un árbol o cerca de una roca que le ayudara a recordar lo más fácilmente el lugar del enterramiento, si no iba a ser tan fácil de recordar entonces había gente que hacia un croquis o mapa de la ubicación del enterramiento del dinero con instrucciones para poder localizarlo y recuperar-lo cuando fuera menester, aunque se dieron muchos casos en que después de haber enterrado el dinero por alguna razón no avisaron a sus familiares y solo ellos sabían de este dinero y algunos murieron sin recuperar el dinero, hubo algunos otros que perdieron la memoria o sufrían de Alzheimer y olvidaron que habían enterrado el dinero u olvidaron el lugar en el que lo habían enterrado y estamos hablando de que el monto de lo enterrado no era unas cuantas moneditas, estamos hablando de tinas, tinajas o cajones llenos de monedas, los enterramientos de aquellos tiempos que menos monedas contenían eran de alrededor de quinientas monedas, estas podían ser por lo menos de pesos de plata, pero también los había que eran pesos del sol, que eran más antiguos y además el material del que estaban hechos era de oro, también había de monedas de a cincuenta pesos o de a cien pesos de centenarios que eran unas monedas conmemorativas que el gobierno había sacado para conmemorar los primeros cien años de la independencia o de la revolución de México, estas monedas también estaban hechas de oro macizo, en aquellos tiempos el valor de estas monedas no iba más allá que el valor nominal de estas pero en la actualidad una moneda de a cien pesos centenario valor arriba de veinte mil pesos cada una, así que si estamos hablando de una tinaja con quinientas de estas monedas en la actualidad estamos hablando de un tesoro valuado en poco más de cien millones de pesos actuales, si alguien de encontrara un tesoro de esa magnitud ya no tendría que volverá trabajar por el resto de su vida y tendría una vida con todos los lujos posibles él y toda su familia, pues así están las cosas con esto de los tesoros enterrados, hasta el momento estamos hablando solo de tesoros de monedas pero también había gente que enterraba no solo sus monedas, también lo hacía con sus joyas de metales preciosos, llámense joyas de playa, de oro, de platino, con piedras preciosas incrustadas como esmeraldas, rubíes, ópalos, circonias, zafiros, e incluso brillantes o diamantes, joyas que podían valer mucho dinero más que las mismas monedas enterradas, en este relato voy a contarles como un hombre tuvo la oportunidad de hacerse inmensamente rico encontrando uno de estos tesoros enterrados.
Juan era el nombre de este hombre que vivía en el pueblo de Villa Antonio Amaro, era de extracción humilde, formaba parte de la fuerza de trabajo del pueblo, era peón en una de las haciendas que había en los al rededores del pueblo, era una persona que no tenía posesiones, no tenía tierras para sembrar, no tenía animales para el trabajo, mucho menos para montar, su casa eran solo dos cuartos, en uno de ellos dormían él y su esposa y el otro les servía como cocina, no tenían sala, no tenían baño, tanto las paredes como el piso eran de adobe y tierra apisonada y para el colmo de la pobreza la casa no era propiedad de ellos, esta era prestada, ellos solo la cuidaban mientras vivían en ella, el panorama era realmente deprimente, Juan apenas ganaba lo suficiente para sobrevivir, apenas les alcanzaba para comer frijolitos, sopa y tortillas, era muy difícil que de vez en cuando comieran carne casi siempre de pollo porque a veces mataban una gallina y ponían un caldito en la lumbre pero con esto tendrían menos huevos que era lo que más comían en aquella casa en esos tiempos, su ropa toda era ropa vieja que la mayoría de las veces les regalaban los vecinos ya usada y que conforme el tiempo pasaba iba siendo parchada y remendada para poder seguir usándola, ambos usaban huaraches de llanta porque tener zapatos en aquellas condiciones era poco más que imposible, Juan trabajaba de sol a sol en las labores del campo, sembraba, escardaba, asegundaba, deshierbaba, cosechaba cuando llegaba el tiempo y todo el esfuerzo y trabajo que el desempeñaba era recompensado con un miserable sueldo de tres pesos diarios por una jornada de doce horas o más diarias, la única ventaja es que las tierras en las que trabajaba estaban a las afueras del pueblo y podía ir y venir todos los días, había peones que trabajaban en tierras que estaban en el huérfano (lugar donde hay tierras para sembrar) y en la pastoría )otro lugar donde hay tierras para sembrar)estos dos lugares más distantes del pueblo a dos y cuatro horas del pueblo a caballo respectivamente los peones que trabajaban en esas tierras se tenían que quedar a dormir allá y venían cada ocho o cada quince días al pueblo, entonces Juan era de los tenían la suerte de trabajar cerca y todas las noches podía dormir en su casita con su esposa.
Un día después de laborar más de doce horas en las labores del campo Juan iba regresando a su casa, tenía que pasar por un costado del panteón municipal del pueblo, ya era un poco tarde, ya estaba oscuro, de hecho ya era de noche, cuando Juan iba como a la mitad del panteón, empezó a escuchar unos ruidos como de algo que se arrastraba por el suelo, mientras más caminaba Juan más se escuchaban los ruidos, de pronto Juan vio una sombra como a unos cincuenta metros de el en la parte de enfrente, la sombra media más de dos metros de altura y era gruesa como el cuerpo de un hombre adulto, Juan camino hacia un lado para evitar a la sombra pero esta hiso lo mismo y quedo nuevamente frente a él, Juan avanzo otros veinte metros más de frente, la sombra crecía mas cuanto más se acercaba Juan a ella, cuando ya estaba a diez metros de él, Juan pudo ver que se trataba de una enorme serpiente, tan gruesa como una anaconda o una boa, la cual brillaba como si fuera metálica, los ojos le brillaban como dos brasas del mismo infierno y la lengua brillaba en color oro pulido, Juan se quedó paralizado de pies a cabeza, el poco valor que tenía hasta ese momento se esfumo, el terror se apodero de él y empezó a temblar. La serpiente se empezó a balancear de lado a lado obstruyéndole totalmente el camino, Juan empezó a sudar copiosamente, era un sudor frio característico de cuando se tiene miedo, armándose de valor Juan se agacho y agarro una pequeña piedra no más grande que el puño de una de sus manos, dispuesto a enfrentar a aquel colosal animal, sus manos le temblaban y además estaban todas sudadas, apretó la mano en la que tenía la piedra y se dispuso a lanzársela con toda la fuerza de que era capaz en esos momentos, afianzo las dos piernas en el suelo y lanzo la piedra, en ese momento estuvo a punto de caer al resbalar uno de sus pies en el suelo pedregoso, el lanzamiento de la piedra no salió ni con toda la fuerza de que era capaz y tampoco con la dirección correcta, pego en el suelo como a tres metros de la serpiente y rodó y rodó hasta llegar con el último impulso y apenas rosar la base de la serpiente, en ese momento se escuchó el tronar de un rayo en el quieto y oscuro cielo y se vio el resplandor del mismo, al unísono la serpiente se vino abajo con un gran ruido metálico como cuando avientas una gran cantidad de monedas al suelo y allí quedo la serpiente deshecha en un montón de relucientes y brillantes monedas, y en una gran nube de polvo ocasionada por la misma caída de las monedas pero el miedo aún era grande y Juan no se movió del lugar en el que se encontraba parecía estar clavado al suelo, después de un rato cuando ya la nube de polvo había desaparecido Juan hiso el intento de moverse, dio un paso hacia atrás y en seguida dio el otro paso, al fin se había podido mover de ese lugar, pero lo hiso caminando hacia atrás, estuvo a punto de salir corriendo del lugar con rumbo a las labores de donde venía, se detuvo, sabía que tenía que seguir caminando hacia el pueblo pero el montón de monedas se interponía y para seguir avanzando tenía que pasar por ese montón de monedas que parecía que se movían una vez más, pero no, en realidad no se movían era solo su imaginación dominada por el miedo que aun sentía, después de un buen rato de estar pensando como animarse a cruzar, dándose valor empezó a caminar , cuando llego a la altura del montón de monedas la curiosidad pudo más que el miedo que sentía, lentamente se agacho y de la orilla del montón tomo las monedas que pudo agarrar con una de sus manos, en seguida sintió que los pelos de la nuca se le erizaron, que alguien lo jalaba hacia atrás y el sudor frio volvió a perlar su frente, se metió las monedas a la bolsa del pantalón y echo a correr desesperada mente hacia las primeras casas del pueblo, una vez que entro a la primer calle trato de controlarse y tranquilizarse, las luces de las velas y aparatos en las casas lo fueron tranquilizando y poco a poco fue pasando el miedo que lo había dominado hacia un rato, siguió caminando hacia su casa que estaba en la otra orilla del pueblo, mientras lo hacía, llego a pensar que todo había sido un sueño o más bien una terrible pesadilla, en varias ocasiones se tocó la bolsa del pantalón y al sentir los objetos adentro de la misma se estremeció, había sido real todo lo que había visto y sentido, cuando llego a su casa, su esposa ya lo estaba esperando intranquila, nunca se había tardado tanto en llegar ya era casi la media noche, se había pasado más de tres horas frente al panteón donde se le había aparecido la serpiente, el tiempo que había pasado en aquel lugar se le había hecho eterno pero nunca se imaginó que hubiera pasado tanto tiempo allí, mientras le contaba a su esposa el suceso, esta le dio de cenar, en esta ocasión solo había frijoles y unas cuantas tortillas ya un poco duras porque eran de hacía tres días, cuando termino de cenar su esposa le dijo que si le enseñaba lo que traía en la bolsa del pantalón, Juan se negó rotundamente le dijo que las verían cuando amaneciera aprovechando que era Domingo y no iba a ir a trabajar, normalmente los días Domingos no se trabajaba en el pueblo, se prepararon para irse a dormir, era una noche especialmente fría, su cama era fría también, las cobijas de igual manera, dormirían con la ropa puesta, no era la primer noche que lo hacían, en los pueblos con este tipo de climas mucha gente humilde lo hace, en fin se fueron a la cama, tardaron un buen rato en conciliar el sueño por los sucesos que había vivido Juan, al fin se quedaron dormidos y en sueños Juan se veía enfrente de la serpiente y esta le hablaba y le decía que aquel tesoro era para él, que no tuviera miedo, que se acercara que en cuanto la tocara esta se iba a deshacer en cientos o quizá miles de monedas, el miedo dominaba a Juan y este se alejaba de la serpiente, corría y corría entraba al pueblo y seguía corriendo, hasta llegar a la puerta de entrada a su casa, cuando abría la puerta de la misma, ahí estaba su esposa esperándolo con los brazos abiertos pero oh sorpresa cuando entro y la vio bien, esta era la serpiente que lo quería abrazar, dando un alarido de terror Juan despertó bañado en sudor y con su esposa a un lado asustada por el alarido de él, se despabilaron y se levantaron, mientras ella preparaba el desayuno Juan saco las monedas de la bolsa del pantalón, eran seis monedas de gran tamaño eran del tamaño de los pesos de plata ley 0.720 pero no eran de playa, eran doradas, muy brillantes como si estuvieran nueve-citas, eran de a cincuenta pesos, al parecer eran centenarios, si esto era verdad era un gran hallazgo para Juan y su esposa, nunca en su vida habían siquiera visto una de aquellas monedas, pero intuían que podían ser muy valiosas, le dieron gracias a Dios por el hallazgo, cuando terminaron de almorzar Juan de dijo a su esposa que quería regresar al lugar de los hechos para ver si estaban el resto de monedas en el lugar, le pidió a su esposa que lo acompañara, se llevaron dos costales vacíos de esos en los que meten el frijol, salieron de su casa, y avanzaron a través de las calles del pueblo y pronto salieron de el, en menos de media hora se encontraban llegando al panteón municipal, Juan ubico el lugar que estimo que era donde se le había aparecido la gran serpiente, no había nada e el lugar, por lo menos nada de lo que Juan y su esposa buscaban, solo se veían huellas de que algo había estado en ese lugar pero ahora brillaba por su ausencia, no se lo podían creer, aquello había sido real, las monedas en la bolsa del pantalón de Juan daban fe de ello pero físicamente en el lugar de los hechos no había indicios del montón de monedas, Juan se dirigió a su esposa y le dijo: lastima mujer, en ese montón de monedas había por lo menos unas quinientas piezas, nos hubiéramos hecho millonarios, pero bueno, el tesoro me tocaba a mí pero por mi gran miedo ya ves que solo tome las seis monedas que traigo en la bolsa, además como me las iba a llevar si no traía en que cargarlas, hubiera sido imposible cargarlas todas y transportarlas hasta la casa sin que alguien me viera, de cualquier manera con estas seis monedas no nos vamos a hacer ricos pero nos iban a servir de mucho, Juan y su esposa dieron vuelta y empezaron a caminar hacia el pueblo de regreso a su casa, aún era buena hora para ir a Victoria para llevar una de las monedas y preguntar si me la podían cambiar en una casa de cambio porque banco solo hasta el día Lunes, rápidamente llegamos hasta la casa y tomamos el poco dinero que nos quedaba para pagar los pasajes, alcanzamos al autobús que hacia los viajes entre el pueblo y Victoria, nos subimos, alcanzamos un asiento vacío, el viaje duro casi una hora, la distancia era de casi 35 kilómetros pero los caminos no permitían ir a una velocidad alta, llegamos a Victoria sin inconvenientes, nos dirigimos a la casa de cambio, cuando nos tocó nuestro turno y nos estaba atendiendo la señorita, saque la moneda de la bolsa de mi pantalón y se la mostré, ella la tomo y la miro atentamente, le dio varias vueltas y después de analizarla concienzudamente nos dijo: de dónde sacaron esta moneda, mi esposa y yo intercambiamos una mirada y yo le dije que me la había encontrado en la labor donde trabajo, la señorita volvió a checar la moneda y en seguida nos dijo muy seria, esta moneda es un centenario de cincuenta pesos, la moneda es de oro y es muy valiosa, no solo vale los cincuenta pesos que dice valer, al ser de oro vale más que eso, de hecho yo se las podía comprar o cambiar por setecientos cincuenta pesos, esa cantidad de dinero se les antojó imposible siquiera de imaginar, la cantidad más grande de dinero que Juan había tenido en sus manos, habían sido cincuenta pesos una vez que había vendido unos costales de frijol, después de la pepena el año pasado, esos cincuenta pesos les habían durado casi medio año tratando de no gastar mucho y usándolo solo para el gasto de la casa, la voz de la señorita reclamando la atención de Juan y su esposa lo saco de estas cavilaciones, van a querer que les cambie la moneda o no? Si señorita por favor cámbienosla por favor, pero es mucho dinero para llevarlo en las bolsas del pantalón, no se preocupe señor yo le voy a dar una bolsa en la que se lo pueden llevar, ¿entonces se la cambio? Si señorita por favor.
Cuando salimos de la casa de cambio iban realmente nerviosos tanto Juan como su esposa, el plan cuando salieron del pueblo era pasar a comprar un poco de mandado y pasar a comer al mercado, pero como se estaban dando las cosas y con tanto dinero encima se fueron directamente a la parada del autobús, la bolsa parecía que le pesaba una tonelada a Juan, se irían de regreso en el primer autobús que saliera hacia el pueblo, corrieron con suerte ya que estaba a punto de salir el primer autobús, lo abordaron sin dilación, aun se notaban muy excitados por todo el dinero que cargaban en la bolsa que traía colgando de su mano Juan, se sentaron en uno de los asientos y empezó a caminar el autobús, el viaje de regreso se les antojo larguísimo, en cuanto entraron al pueblo se bajaron en la primer calle, preferían irse caminando atravesándolo, además como la iglesia les quedaba de paso iban a entrar a hacer una oración de agradecimiento por tan buena suerte que había tenido Juan, cuando llegaron a la altura de la iglesia se dirigieron adentro, no había misa en esos momentos, la iglesia estaba casi vacía, entraron y se dirigieron hasta las primeras bancas enfrente del atrio, se arrodillaron y rezaron lo poco que sabían, pasaron como diez minutos en estas posiciones, en seguida se persignaron y salieron de la iglesia, ambos se sentían más tranquilos, la bolsa ya no le pesaba tanto a Juan como al principio, al fin llegaron a su casa, entraron, se dirigieron a su cuarto, se dejaron caer en la dura cama, descansando por un momento y dejaron salir todo el estrés que habían cargado sobre sus hombros desde que habían salido de la casa de cambio, Juan se levantó y dirigiendo la mirada hacia su esposa le dijo, te das cuenta Sofía, te das cuenta? Somos ricos, no tan ricos como si me hubiera traído todas las monedas que me había encontrado pero con esas cuantas que si lo hice vamos a resolver casi todos nuestros problemas económicos que tenemos en este momento y jalándola la levanto de la cama y empezaron a brincar y a gritar de felicidad, sacaron los fajos de billetes de la bolsa y los empezaron a aventar hacia arriba, así pasaron algunos minutos y cuando la euforia paso y la cordura regreso a sus mentes y cuerpos, se sentaron nuevamente checaron los fajos de billetes que les habían puesto en la bolsa, había seis fajos de billetes, uno de a cinco pesos y los otros cinco fajos de billetes de a peso, todos eran de a cien billetes cada uno, el gran total era de setecientos cincuenta pesos del águila, ni Juan ni Sofía se habían imaginado que podían llegar a tener tanto dinero junto en su vida, con ese dinero que habían cambiado casi se podían mantener todo un año sin que Juan tuviera que ir a trabajar, claro que esto era solo un ejemplo ya que Juan no dejaría de trabajar por nada del mundo por lo menos no es este momento, quizá más adelante, dependiendo de cómo pudieran invertir o supieran invertir el dinero que poco a poco irían cambiando por las monedas, por lo pronto tenían que saber y estar seguros que podían hacer con este dinero, ya con dinero podían comprar un terreno, hacer una casa o comprar esa casa donde estaban viviendo y hacerle los arreglos que fueran necesarios o comprarse otra casa, había que checar precios sin levantar sospechas, hacer preguntas sin atraer miradas extrañas, un día después Juan se levantó muy temprano como lo hacía todos los días, se fue a trabajar, cuando ya estaba laborando le toco la suerte de que el patrón se presentó en el lugar de trabajo y Juan tuvo la oportunidad de platicar con él y tratando de no darle mucha importancia le hiso varias preguntas como cuanto costaba una casa, cuanto costaban los caballos, las vacas, las borregas, las chivas y las gallinas, así se pudo enterar que las casas ahí en el pueblo podían costar entre quinientos pesos las más humildes y mil quinientos pesos las más grandes y bonitas, los caballos y las vacas podían llegar a costar hasta cincuenta pesos y las borregas y las chivas podían llegar a costar hasta veinte pesos por ultimo las gallinas podían costar treinta pesos por una docena, después de platicar con su patrón Juan se quedó más tranquilo y ahora ya tenía una idea de lo que podía hacer con el dinero que podía obtener con las monedas encontradas, ese día cuando salió, prácticamente voló hasta su casa y le contó a Sofía todo lo que había platicado con su patrón y entre los dos se pusieron a hacer planes, primero les gustaría hacerse con una casita aunque fuera humilde y también les gustaría comprar unos animalitos para poder echar mano de ellos cuando se pusieran difíciles las cosas, más adelante también podían tratar de comprar unas tierras en las que sembrar su propio frijol y maíz y por qué no a lo mejor también les alcanzaría para comprar una traila para llevar y traer los aperos de labranza y también camioneta aunque fuera usada, toda una pléyade de cosas que antes eran un sueño tener, ahora era muy probable que pudieran hacerlo, la cuestión era irse paso a paso para no hacer olas en las tranquilas aguas del pueblo.
Paso una semana más y en sus ratos y día libre Juan empezó a preguntar con los compañeros de trabajo y amigos sobre si sabían de alguien del pueblo que estuviera vendiendo un terreno o una casa, casi en seguida supo que había dos vecinos del pueblo que andaban vendiendo sus casas porque se iban a ir a vivir a otros lados, Juan conocía a las personas que vendían estas propiedades y también conocía las casas, la primera de las casas era humilde no tanto como en la que vivían el y Sofía pero a fin de cuentas humilde, el dueño quería venderla en seiscientos pesos, estaba fincada en un terreno de cuatrocientos metros cuadrados y constaba de dos recamaras, cocina y más de la mitad del terreno era el corral, no tenía baño, estaba bardeada, toda la casa estaba construida en adobe y tenía pisos de cemento, esta casa estaba ubicada en la parte sur del pueblo por la salida hacia el panteón municipal.
La segunda opción para comprar de casa estaba en la parte norte del pueblo, muy cercana a la plaza del mismo, más céntrica que la anterior, era una casa más moderna, el terreno donde estaba asentada era de ochocientos metros cuadrados, el doble de grande que la anterior, la casa constaba de tres recamaras, tenía cocina, sala y baño, todo en la planta baja y ocupaba la friolera de doscientos metros cuadrados, e los pisos en toda la casa eran de loseta acrílica en diferentes diseños además tenía unas pequeñas caballerizas donde cabían hasta diez caballos, ocupaban cien metros cuadrados y el resto era el corral o sea quinientos metros de corral, para poder tener un rebaño de buen tamaño de borregas, chivas, vacas y caballos, el único pero era el precio porque esta casa tenía un precio de mil pesos pero en mi punto de vista los valía uno encima del otro, de hecho en esta segunda casa que era la que más me llenaba el ojo el dueño me la vendía con todo y sus animales que constaban de cinco caballos de buena raza y de silla todos ellos, cinco vacas con tres crías y un semental, un rebaño de cincuenta entre borregas y chivas con un semental de cada una de ellas, y una generosa cantidad de gallinas que pasaba de las cincuenta piezas con varios sementales, por los animales este señor estaba pidiendo mil pesos más, haciendo las cuentas me parecía que era una oferta bastante generosa desde mi punto de vista, pero aún podría sacarle un mejor precio con el dinero en la mano, creo que tenía aun un par de semanas para pensarlo bien mientras cambiaba otras dos monedas pero ahora iríamos a cambiarlas en el banco, en la primera oportunidad que tuviéramos, Juan estaba pensando pedir permiso para faltar al trabajo el próximo Viernes y poder ir a Victoria a hacer el cambio.
Los días pasaron muy rápido y se llegó el Viernes como lo había planeado Juan ese día lo pidió de descanso y Sofía y él se fueron a Victoria en el primer autobús que salió, llegaron sin novedad al pueblo y se dirigieron al banco, los atendió un señor que fue muy atento y cuando le enseñaron las monedas se sorprendió y también el pregunto que como era que ellos las tenían en su poder, Juan le volvió a decir que las había encontrado en una de las labores en las que trabajaba, el señor muy respetuoso no volvió a preguntarles sobre eso y les ofreció pagarles ochocientos cincuenta pesos por cada una, juan y Sofía se voltearon a mirarse y en ese momento supieron que habían perdido cien pesos al cambiar la primer moneda en la casa de cambio pero no dijeron nada, aceptaron que les cambiaran las dos monedas, en esta ocasión les dieron mil setecientos pesos en una bolsa especial que parecía en pequeño costal de arpillera, llevaron a cabo el mismo rito, regresaron al pueblo, pasaron a la iglesia a hacer una oración, llegaron a su casa y guardaron el dinero que les habían cambiado poniéndolo junto con el dinero anterior, ya sumado lo que tenían en este momento eran dos mil cuatrocientos cincuenta pesos, toda una fortuna si tomamos en cuenta que Juan tenía un sueldo semanal que no llegaba a los veinte pesos.
A la siguiente semana Juan solo trabajo tres días de la misma, los demás días los pidió de permiso para arreglar varios asuntos que tenía pendientes, primero fue a ver al dueño de la segunda casa que vendían, hablo con él, le dijo que la casa le interesaba, que le ofrecía mil setecientos cincuenta pesos, al dueño estuvo a punto de soltar la carcajada cuando se lo dijo pero se contuvo, le parecía que Juan estaba bromeando, pero este le dijo que le iban a estar mandando un dinero de Estados Unidos y que así como le estuviera llegando se lo iba a ir llevando hasta completar el precio que le estaba ofreciendo, el dueño acepto dudando mucho que Juan pudiera cumplir con el trato, el trato se cerró con un fuerte apretón de manos.
Juan dejo de trabajar en las labores del campo como peón, ya tenía dinero para poder hacerlo mientras arreglaba los asuntos pendientes, a la semana siguiente le llevo al dueño de la casa ña primer parte del dinero, lo llevaba en efectivo, ese día le entrego quinientos pesos, hicieron un recibo a mano que firmaron los dos de entrega y recibido, a la semana siguiente le llevo otros quinientos pesos, repitieron el mismo proceso de firmar el recibo y a la tercer semana llevo una vez más otros quinientos pesos, ya iban mil quinientos pesos ya solo adeudaba doscientos cincuenta pesos, el dueño de la casa dudo un poco en vendérsela en esa cantidad que habían pactado pero había dado su palabra y siguió adelante, faltaba solo una semana para dar el último pago, el día llego, Juan llevo los doscientos cincuenta pesos, cerraron el trato y el dueño le pidió que le diera una semana para poder sacar todas sus cosas de la casa y entregársela, lo harían el Sábado de la próxima semana, en esta semana Juan y Sofía también la tendrían ocupada tenían que hablar con el dueño de la casita que estaban cuidando para entregársela y así poder cambiarse a la nueva casa, que estaba en muy buenas condiciones no era necesario hacerle ningún cambio, lo que si había que hacer era comprar muebles porque la casa que íbamos a dejar ni los pocos muebles eran nuestros, al día siguiente fuimos nuevamente a Victoria, visitamos varias de las mueblerías y elegimos una recamara, una sala, una cocina, cortinas, persianas, floreros, mesas de centro, cuadros y todo lo necesario para amueblar la nueva casa, por el momento solo una recamara porque aún no teníamos hijos, más adelante amueblaríamos las otras dos recamaras y haríamos otro baño, en todos los muebles que compramos nos gastamos doscientos cincuenta pesos, quedaron de llevarlos a la dirección de la nueva casa el mismo Sábado que nos la iban a entregar, ya llevaban gastados dos mil pesos, les quedaban cuatrocientos cincuenta pesos, esos ya no los iban a gastar por lo pronto, los necesitaban para poder iniciar a vivir de este nuevo modo, seguramente los gastos iban a ser mucho más elevados que antes, ya lo irían aprendiendo conforme pasara el tiempo, en lo que los animales empezaban a producir y a tener crías, también más adelante Juan necesitaba ver lo de las tierras que quería comprar, esperaba encontrar algunas entre las que estaban cerca del pueblo.
Llego el Sábado, el dueño anterior busco a Juan para entregarle las llaves de la casa y la casa misma, con otro fuerte apretón de manos se cumplió en trato, apenas se acababa de ir con su familia cuando llego el camión de la mueblería, traían todos los muebles que habíamos comprado en Victoria, los cargadores empezaron a meter los muebles y Sofía les iba indicando en donde los iban a colocar, cuando terminaron de bajarlos y meterlos se despidieron y nosotros nos quedamos ya en la casa, esta era muy amplia comparada con la casa en la que vivíamos, era una casa grande y muy bonita, después de recorrerla completa, nos salimos al patio, de ahí pasamos a las caballerizas, también estas estaban en muy buenas condiciones, adentro había cinco caballos mansitos, eran caballos de silla o para montar, Sofía y yo los acariciamos para que se fueran familiarizando con nosotros que éramos sus nuevos dueños, salimos al corral, en el mismo había cinco vacas adultas, tres crías y un toso semental, todos eran pintos, al fondo del corral encerradas en otro pequeño corral estaban las borregas y las chivas y del otro lado estaba el gallinero donde descansaban las gallinas que eran un poco más de cincuenta animales, también el corral y las caballerizas eran muy bonitas y bien hechas, la verdad es que habíamos hecho una buena compra, todavía nos faltaba cambiar las últimas tres monedas, con ese dinero ya solo íbamos a comprar una tírala, una camioneta usada y a ver si podíamos comprar unas tierras para sembrar, el resto del dinero planeábamos invertirlo en una cuanta en el banco para que produjera ganancias y para que cuando se necesitara sacáramos un poco y solventáramos los gastos. Rápidamente llego la noche, esa noche no cenamos porque para empezar no teníamos nada que cenar y no quisimos salir a comprar nada a las tiendas, nos acostamos y por primera vez desde que nos habíamos casado Sofía y yo pudimos dormir cómodamente, dormimos de punta a punta, nos despertamos muy temprano, nos íbamos a ir otra vez a Victoria, nos íbamos a llevar las monedas para cambiarlas de una buena vez pero la idea era no regresar al pueblo con el dinero en las manos, íbamos a abrir una cuenta de inversión con parte del dinero que nos quedaba y que ahí en esa misma cuenta nos depositaran el monto por el cambio de las tres monedas, salimos de la casa, cerramos con llave y nos fuimos a la plaza del pueblo que es de donde salía el autobús que iba para Victoria, lo abordamos y parece que solo nos estaban esperando a nosotros para salir hacia el allá, en esta ocasión íbamos mucho más tranquilos, llegamos a Victoria sin novedad, lo primero que hicimos fue dirigirnos al mercado municipal a almorzar, llegamos y pedimos dos órdenes de tacos dorados y dos cazuelas de menudo con tortillas recién hechas a mano y por supuesto acompañado por unas cocas bien frías, disfrutamos como nunca este almuerzo, hacía meses que traíamos antojo de almorzar de esa manera y por falta de dinero no lo habíamos podido hacer, cuando terminamos de almorzar salimos del mercado y nos dirigimos al mismo banco donde nos habían cambiado las dos monedas la vez anterior, nos dirigimos a un escritorio y nos atendió una señorita muy atenta, nos apoyó para abrir una cuenta de inversión, la abrimos con cuatrocientos pesos que aún nos quedaban del dinero anterior, era una buena cantidad de dinero en aquellos tiempos, una vez que hicieron todos los tramites, la cuenta queda abierta como inversión renovable a 30 días, o sea que cada 30 días podían ir a retirar los intereses que eran el equivalente a un doce por ciento anual, o sea por cada cien pesos que tuvieran invertidos ganarían doce pesos, de cuatrocientos pesos al año les iban a dar de ganancia 48 pesos, al final Juan saco las tres monedas que le quedaban y le dijo a la señorita que quería que se las cambiara pero que el dinero no se lo diera que también lo quería invertir en la misma cuenta , hicieron la transacción y al final la cuanta quedo de la manera siguiente: fue un gran total de dos mil novecientos cincuenta pesos, esta cantidad de dinero le iba a dar una ganancia anual de trecientos cincuenta y cuatro pesos, que divididos en los doce meses del año tendrían una ganancia de veintinueve pesos con cincuenta centavos, casi treinta pesos de ganancia cada mes, no era mucho dinero pero les iba a servir de mucho mientras empezaban a ganar dinero con la producción de crías de las vacas, de las borregas, chivas y de las gallinas, con eso podrían mantenerse los primeros meses, una vez que compraran las tierras, con lo que sembraran y cosecharan iba a ser mucho más fácil poder mantenerse ellos y los mismos animales, en estos primeros meses iban a tener muchos huevos, gallinas, carne de borrego y chivo para poder comer, no tenían por qué preocuparse tenían que empezar su nueva vida con buena actitud.
Salieron del banco muy contentos y satisfechos de los que habían podido hacer con esas monedas que se había encontrado Juan, regresaron al pueblo, hasta se les hacía raro caminar hacia el otro lado del pueblo a su nueva casa, llegaron a la casa, entraron y se dirigieron al corral, a un lado de las caballerizas había una especie de bodega, la puerta tenia cerradura y estaba cerrada con llave, Juan busco entre las llaves del llavera que le había entregado el anterior dueño, encontró la llave, abrieron la puerta y entraron, era efectivamente una bodega donde estaban guardadas las provisiones de la casa, había como diez bultos de frijol, otros diez bultos de maíz ya desgranado y había un montón más de maíz en mazorca, también había veinte bultos de alimento para los animales llámense borregas, chivas y también para las gallinas, aprovechamos para sacar el alimento y darles de comer, también sacamos maíz para darles de comer a los caballos y a las vacas, después de hacer esto salimos de la casa y nos fuimos a comprar despensa para la casa, teníamos que traer mandado para todo el mes, en esta ocasión haríamos las compras en las tiendas del mismo pueblo pero para el siguiente mes haríamos las compras en Victoria, compramos carne para hacer un buen caldo de carne de res, sopas por caja, chile seco, chiles verdes, tomates rojos y verdes, cebollas, huevos no porque aunque no habíamos recogido huevos de los nidos de las gallinas, estábamos seguros que por lo menos podíamos recoger unos tres kilos de huevos de estos primeros tres días sin hacerlo.
En este momento Sofía y Juan se sentían completamente felices, solo les hacía falta tener por lo menos un hijo que viniera a redondear su felicidad, era momento de tratar con más animo que Sofía quedara embarazada, ya estábamos en condiciones de poder tener uno dos o tres hijos, ya podíamos mantenerlos sin problemas, mandarlos a la escuela y hacer de ellos unas personas de bien, con la bendición de Dios lo haríamos.
Pasaron los días y cada día que pasaba nos sentíamos más identificados con nuestra nueva vida, dábamos gracias a Dios todos los días por eso, la producción de huevos fue demasiada para que los consumiéramos y empezamos a venderles a los vecinos que no tenían tantas gallinas, en el primer mes nacieron diez borregas y tres chivas más de hembras que ya estaban preñadas cuando las compramos, ya eran más de sesenta y los machos seguían preñando a las hembras que entraban en calor, a este ritmo Juan creía que a vuelta de año íbamos a duplicar el número de borregas y chivas y tendríamos más de cien animales, podríamos vender algunas en caso de que fuera necesario, las crías de las vacas ya estaban de casi un año, ya estaban destetadas, dentro de poco tiempo podrían quedar preñadas nuevamente y eran cinco las vacas que podían hacerlo, y así poco a poco irían aumentando la población de vacunos, de las gallinas mejor ni hablamos había dentro del grupo en este momento cinco gallinas que tenían pollitos pequeños, una docena de pollitos por cada una y había otras tres gallinas echadas para sacar otras tres docenas de pollitos en unas dos semanas, también estas se iban a duplicar en número antes de pasar una año, todo iba viento en popa, estábamos progresando rápidamente, para colmo de felicidad en ese fin del primer mes que pasamos en la casa Sofía me dio la buenísima noticia de que estaba embarazada de nuestro primer hijo, la felicidad fue total. No había una pareja en todo el pueblo que fuera tan feliz como nosotros.
Cuando paso el primer mes fuimos a Victoria a retirar el interés del dinero que teníamos en el banco, eran casi treinta pesos, aunque en realidad no era necesario que sacáramos el dinero para mantenernos porque los animales de la casa ya habían empezado a darnos a ganar dinero por los huevos de las gallinas que vendíamos y a veces también vendíamos un borrego o un chivo, las vacas daban leche y también la vendíamos, de todos estos productos que habíamos empezado a vender podíamos sacar hasta diez pesos diarios libres de gastos, entonces al mes estábamos ganando con estos productos hasta trecientos pesos, con cien de estos pesos cubríamos las necesidades de gasto de la casa y los otros doscientos pesos los íbamos guardando ahí mismo en la casa, a este ritmo íbamos a guardar más dinero nosotros con la venta de los productos que el interés que nos estaba dando el banco, haciendo cuentas dentro de un año tendríamos más de dos mil pesos guardados aquí en la casa más los trecientos cincuenta y cuatro pesos de intereses del banco casi íbamos a poder duplicar el dinero en el banco, decidimos no sacar los intereses en la cuenta del banco, solo pasamos a pedir un estado de cuenta para estar seguros de que el interés fuera el prometido y que estuviera depositado en la misma cuenta, todo estuvo bien, pasamos a comprar algunas cosas entre ellas la despensa, un costal de harina, un costal de azúcar, y otro de minsa, como aun no teníamos camioneta para poder llevarnos la despensa pagamos en la misma tienda para que nos los llevaran al pueblo, quedaron de enviarlo un día después como a medio día, nos regresamos al pueblo en el segundo autobús que salió de Victoria, esa tarde me dieron ganas de montar en uno de los caballos, lo ensille, con una de las sillas que nos había dejado el dueño anterior, me monte en el caballo y empecé a dar vueltas en el mismo corral, no me anime a sacarlo a la calle, eso lo haría en la segunda vez que montara, el caballo era muy mansito y ya estaba familiarizado conmigo, no tuve ningún problema con él, terminando de montarlo, Sofía me aviso que ya estaba lista la comida, en esta ocasión mi mujer había hecho sopas tipo boda con un asado de carne de puerco riquísimas las dos cosas, con tortillas calientitas y por supuesto acompañados de un vaso de coca, todo estuvo de primera, mientras este primer mes había pasado Juan ya había estado viendo algunas tierras que estaban vendiendo, estaban ubicadas cerca del pueblo, como a diez minutos, eran cinco hectáreas, no era mucho pero estaba a un muy buen precio doscientos cincuenta pesos con todo y escrituras, y también una camioneta marca Ford pickup de doble cabina usada pero un muy buenas condiciones esta valía setenta y cinco pesos, los quería comprar sin necesidad de sacar dinero de la cuenta del banco, antes de que terminara el primer año con la ganancia de los productos que vendíamos en la casa lo podríamos hacer, ese era el plan, más adelante ya veríamos.
Ahora que Sofía estaba esperando a nuestro primer hijo, yo tenía que aplicarme para que todo saliera muy bien, con el ritmo que llevábamos, muy pronto íbamos a poder comprar las tierras y la camioneta, siguió pasando el tiempo y al parecer todo iba de menos a más, la cantidad de gallinas aumento como la espuma y la de borregas y chivas también estaba creciendo a grandes pasos, cuando Sofía ya tenía seis meses de embarazo, el número de gallinas ya se había triplicado y las borregas y chivas ya estaba a punto de duplicarse, las cinco vacas ya estaban cargadas y a vuelta de año tendríamos cinco becerros más, ya teníamos ciento veinte pesos guardados para comprar las tierras y la camioneta así que decidí vender un rebaño de borregas a un vecino, era un rebaño de veinticinco borregas con un macho se las iba a vender a quince pesos cada cabeza o sea iba a tener trecientos setenta y cinco pesos más los ciento vente que ya tenía ahorrados iban a ser un total de cuatrocientos noventa u cinco pesos entre las tierras y la camioneta íbamos a gastar trecientos veinticinco pesos o sea que nos iban a sobrar ciento setenta y cinco pesos, suficiente para vivir sin problemas hasta que Sofía diera a luz a nuestro hijo, y en ese tiempo que faltaba si seguíamos vendiendo los productos de los animales tendríamos otros sesenta o setenta pesos, no íbamos a sufrir de carencias por lo menos tendríamos para costear el alumbramiento de nuestro hijo, después ya veríamos como iban pasando las cosas.



Fin del relato.