Escuche un ruido, abrí los ojos, aún estaba oscuro en la calle, eran las
seis de la mañana de un día Domingo, ya tenía tres días en la casa del pueblo
en compañía de mi madre y mis hermanas, mi hermano como habíamos dicho había
regresado con mi padre a la pastoría, yo debido a la reacción que había
provocado en mi la vacuna, me había quedado bajo el cuidado de mi madre en la
casa, pues bien era Domingo como dije antes y ese día había que asistir a la
misa que daba el párroco del pueblo, además era Domingo de baño, y de vestirse
con los mejores trapos que tenía uno, Domingo de pasear un rato en la plaza del
pueblo después de salir de misa.
Me levante a las 07:00 horas, mi madre ya había preparado el almuerzo,
que no era otra cosa más que huevos al gusto de cada quien, por ejemplo mi
hermana mayor pidió huevos estrellados, mi hermana la menor pidió huevos
revueltos, yo pedí huevos batidos, si mi padre estuviera con nosotros, estoy
seguro que hubiera hecho huevos tibios, estos huevos tibios eran algo muy
especial ya que se preparaban como los huevos cocidos pero no se dejaban hervir
hasta que estuvieran duros, sino que se ponían en agua hirviendo solo dos
minutos y medio o tres minutos, esto con el fin de que cuando se enfriaran y se
les abriera un hoyo en la parte superior, el huevo se pudiera batir dentro con
un palillo, se le ponía un poco de sal y a veces limón y se tragaban
directamente del cascaron sin vaciarlo en algún plato, mi padre normalmente se podía
comer o beber hasta cinco huevos en una comida sin problemas; los huevos tibios
estaban muy sabrosos siempre y cuando solo se cocieran el tiempo suficiente.
Cada quien comió los huevos como eran de su agrado, acompañados de frijoles
guisados en manteca de puerco con una pizca de sal, eran deliciosos aun comiéndolos
solos, combinados con huevo sabían mejor aún si esto es posible, terminamos de
almorzar, nos metimos a bañar, para bañarnos usábamos un baño (tina) de lámina,
grande que también se usaba para enjuagar la ropa cuando lavaba mi madre,
cuando era con agua calientita, era un baño relajante pero cuando era con agua fría,
salía uno del baño todo entumido, estresado pero eso sí muy limpio, salí de
bañarme y mi madre ya me tenía lista la ropa que me iba a poner ese día, era un
pantalón de mezclilla con algunos parches en las rodillas y las bolsas
remendadas pero eso sí muy limpio, a este lo acompañaba una camisa blanca que
ya me quedaba un poco chica (corta) de largo tanto del cuerpo como de las mangas,
decía mi madre que ya me había “estirado” en los últimos meses y que por eso me
iba quedando chica la ropa, en ese tiempo yo no conocía zapatos, en realidad
que yo me acuerde no había usado zapatos nunca, tenía mis huaraches de
dominguear que eran unos huaraches de correas de color guinda o color vino y
los huaraches del diario que eran de correas sin color o de color natural, bien
pues hoy que era día Domingo me tocaba usar los huaraches de lujo, mis
huaraches color guinda, me peino mi madre con el característico peinado de
Benito Juárez, con un partido en el lado izquierdo de mi cabeza y el cabello
hacia el otro lado, con una pizca de brillantina para darle olor y brillo y
listo; quede listo para irnos a la misa, con mi hermana menor el peinado fue más
laborioso porque mi hermana tenía el cabello largo a pesar de sus cuatro años,
ya le llegaba casi a la cintura y era de un color entre rubio y rojizo, a ella
siempre la peinaban con cuatro trenzas, dos trenzas en los lados cargadas al
frente y dos trenzas más a las que se unían las primeras, mi madre con ella se tardó
más pero cuando termino, nos dijo que ya nos íbamos a la misa, mi hermana mayor
ya se había terminado de arreglar, ella ya lo podía hacer sola porque ya tenía
diez años, salimos de la casa con rumbo a la iglesia que como dije antes estaba a lo sumo a dos cuadras de distancia,
llegamos y entramos en el recinto, este estaba muy bien adornado desde la
entrada, a pesar de que la iglesia estaba hecha en su edificación de piedra volcánica
llamada tenchonte (tezontle) negro por fuera y por dentro, no llevaba aplanados
de ninguna especie, los pisos si eran otra cosa ya que al parecer era mármol
con el que se recubría el piso firme (cemento), eran pisos muy bellos y además
muy lisos, recuerdo más de una vez en que me deslizaba sobre ellos sobre mis
rodillas jugando cuando había oportunidad, ya fuera escapando por un momento de
la vigilancia de mi madre durante la misa o cuando asistí a las clases del
catecismo cada ocho días ahí mismo en la iglesia, a veces nos tocaban las
clases afuera de la iglesia pero a veces nos tocaba recibir la instrucción
dentro del recinto y era cuando me daba vuelo arrastrándome en el piso, aunque
mi catequista me jalara las orejas.
Durante la misa casi todo el tiempo me la pasaba viendo a la gente para
ver si podía localizar a cualquiera de mis compañeros de la escuela, si lograba
hacer esto, me las ingeniaba para ir al lugar donde estaba y platicar o jugar
con él, en esta ocasión no pude localizar a ninguno de mis compañeros y no me
quedo más remedio que quedarme al lado de mi madre y mis hermanas, pero eso si
sentado en el piso que tanto me gustaba, en aquel tiempo a mí se me hacia una
eternidad lo que duraba la misa duraba alrededor de una hora y media, ni
siquiera entendía bien a bien que era de lo que el sacerdote platicaba, si sabía
rezar las oraciones más comunes como el Padre nuestro, el Ave Maria, La santa Maria
o el señor mío Jesucristo y hasta ahí, así que casi no entendía nada de lo el
sacerdote explicaba de las lecturas, lo que yo quería es que se terminara la
misa para salir de la iglesia y poder andar en la calle o ir a la plaza del
pueblo, porque ahí podía uno andar paseando en ella o sentarse en las bancas a
escuchar la música que ponían en un tocadiscos en la presidencia, era todo un espectáculo
ver como pasaban por la orilla de la plaza, como si estuvieran desfilando; las
muchachas alrededor de la misma tratando de llamar la atención de los
muchachos, había veces que podían dar hasta diez vueltas, si a nadie de los
muchachos le llamaban la atención, se retiraban o se sentaban en alguna de las
bancas de la plaza a platicar entre ellas.
Les voy a describir esta plaza del pueblo, está asentada en un terreno
que mide más o menos unos cincuenta metros por lado, es cuadrada, al centro de
la plaza hay un quiosco, en el que se presentaban algunas variedades, ya fuera
de cómicos, payasos o incluso grupos musicales, todo el perímetro tiene
construida una banqueta como de dos metros y medio de ancho, que es por donde
transitan todas las muchachas hacia un sentido y los muchachos hacia el otro sentido
o estos sentados en las bancas, la idea es que a cada vuelta que daban se encontraran
y se hicieran un quiubo (hola) o se hicieran algún gesto o seña de que había interés
el uno en la otra o la otra en el uno, aquí en la plaza se han formado la mayoría
de los matrimonios con los que cuenta el pueblo, es algo en verdad muy especial
y particular de este mi hermoso pueblo, hay un total de 16 bancas en el perímetro
de la plaza, tres por cada uno de sus lados, asentadas en la banqueta, cada
banca cerca de algún árbol por aquello de querer estar sentado a la sombra de
uno de ellos, hay otras bancas más adentro de la plaza pero las del perímetro
son las más asediadas por casi todos, por lo que ya platicamos de las vueltas
de las muchachas, más abajo del quiosco se encuentra la cancha de basquetbol,
en la cual casi todos los fines de semana se reúnen los muchachos ya más
grandes como de diez o doce años para arriba a jugar retas de basquetbol, por
cierto son muy buenos los jugadores que se reúnen ahí.
Al fin salimos de la misa, le dije a mi madre que si nos llevaba a la
plaza a pasear un rato, nos dijo que tenía que hacer en la casa pero que nos fuéramos
los tres y que no nos tardáramos, que regresáramos antes de la comida, mis
hermanas y yo nos dirigimos a la plaza, este lugar era el lugar de reunión de
casi todos en el pueblo, sobre todo los Sábados por la tarde y los Domingos
todo el día, aquí se daban cita todos los vendedores de golosinas del pueblo, había
quienes vendían: paletas de hielo, nieve, helados, raspados pero también había
quien vendía duros (chicharrones) con crema y chile o solo chile, vendían
bolsas de palomitas, vendían quiote (el quiote es el fruto de los magueyes y les
sale del interior, de dónde sacan el aguamiel que después se convierte en
pulque, en los magueyes que no capan para sacar el aguamiel es en los que les
sale este fruto que crece de forma vertical hasta alcanzar más de dos metros de
altura, cuando ya esta maduro este se corta y se divide en partes más
manejables como de a medio metro y se mete a coser a los hornos, una vez que
esta cocido, lo sacar, lo dejan enfriar y después se carga en donde lo vayan a
vender y conforme la gente se va acercando a comprar lo van cortando en rodajas
o lo cortan en rodajas con un serrucho (serrote) y como va llegando la gente a
comprar las van despachando, el quiote se va mordiendo y se masca (mastica)
hasta que se le quita todo el jugo, este se traga y el gabazo (bagazo) se tira,
es muy sabroso y además quita la sed si no hay agua cerca, también hay puestos
de tacos dorados, de gorditas y hasta de tamales, es como todo un mercado el
que se forma en la plaza del pueblo todos los Domingos, total que llegamos a la
plaza, yo inmediatamente me dirigí al quiosco, a veces los Domingos algunos de
mis amigos de la escuela, se subían al quiosco a jugar, llegue al quiosco y ahí
estaba Nino, mi gran amigo y también estaba Freddy, que aunque no éramos tan
amigos si éramos compañeros en la escuela, empezamos a jugar a los encantados,
esto es que alguien tiene que atrapar a los otros y cuando te atrapan te quedas
encantado, o sea que no puedes moverte, el que te encanto tiene que tratar de
encantar a él o los otros jugadores antes de que estos te toquen y te
desencanten para poder seguir corriendo por todo el lugar, mis hermanas se
quedaron en una banca sentadas esperándome mientras se comían un duro con chile
mi hermana mayor y una nieve de limón mi hermana menor, una vez que terminamos
de jugar mis amigos y yo en el quiosco, nos bajamos y nos dirigimos a uno de
los lugares de la plaza que tenía zacate (pasto) y empezamos a jugar a las
luchitas, esto era tratar de derribar al contrario y una vez derribado tratar
de torcerle los brazos hasta que se rindiera, así nos divertimos un rato más,
cuando ya iban a ser las 14:00 horas, me hablaron mis hermanas para que nos fuéramos
a la casa porque ya íbamos a comer, mis amigos también dijeron que ya se iban,
nos fuimos los cinco porque ellos vivían muy cerca de la casa, Nino como había
dicho antes vivía a una cuadra de la casa y Freddy vivía enfrente de donde vivía
Nino, los pasamos a dejar y nos dirigimos a la casa, entramos, la casa estaba fría,
porque en la plaza hacía un calor bastante fuerte, hablamos de alrededor de 40
grados centígrados y dentro de la casa habría alrededor de 30 grados centígrados,
sí; se sentía fresco, nos dirigimos a lavarnos las manos, lo hicimos
directamente en la llave del agua, nos las secamos y nos fuimos directamente a
la cocina, ya nos estaba esperando mi madre, nos sentamos y nos sirvió la
comida, en esta ocasión era un guiso de papas a la mexicana con bistek de res y
frijolitos, lo mejor de todo es que mi madre aun nos hacia las tortillas a
mano, aunque yo en lo personal las disfrutaba más en la mañana porque estaban recién
salidas del comal, había veces que mi madre me hacia una tortilla sancochada
(sin cocerse del todo), la hacía rollito no sin antes ponerle chilito y sal o
pura sal, eran deliciosos esos tacos de tortilla, las tortillas ya recalentadas
también eran ricas pero me gustaban más en la mañana sobre todo acompañadas de
un vaso de leche, terminando de comer me dijo mi madre que la iba a acompañar a
traer unas plantas de la casa de una de sus amigas en un rato más, como a eso
de las 17:00 horas me dijo mi madre que ya nos íbamos a la casa de su amiga,
salimos de la casa, y nos dirigimos a la parte baja del pueblo, caminamos cerca
de doce cuadras, ya que su amiga vivía cerca de la salida del pueblo con rumbo
a Zarco o a la Pastoría, pasamos por enfrente a la iglesia y en la esquina
siguiente me adelante porque ahí estaba el puesto de revistas y cuentos que vendía
o rentaba un señor, observe con ojos ávidos las revistas que tenía en el
puesto, había de Kaliman, de Fantomas, de Águila solitaria y de Memin pinguin,
las cuatro eran de mi agrado, me encantaba verlas y leerlas porque a pesar de
que yo iba en primero de la primaria, yo había aprendido a leer en el parvulito
(Kínder) y fácilmente podía leer estas revistas, cuando tenía la oportunidad y
dinero las rentaba por cinco o diez centavos la revista ya que no tenía
recursos como para comprarlas, ya que costaban cuarenta o cincuenta centavos,
me alcanzo mi madre y seguimos caminando por aquellas calles calichientas (la
caliche es una piedra que abunda en las calles del pueblo, son de color blanco
y son unas piedras muy duras y resbaladizas, continuamos calle abajo, esa última calle por
donde volteamos nos iba a llevar hasta la casa de la amiga de mi madre, después
de caminar cerca de diez cuadras hasta la casa de la amiga de mi madre que se
llamada o la conocíamos como Consuelo de Nilo, al entrar a la casa luego luego percibí
el olor de las flores de su jardín, su jardín era enorme; me atrevo a decir que
esta señora tenia de todas las plantas y flores que se conocían en aquel tiempo
en el pueblo, había desde las famosas dalias, los perritos, los jazmines, rosas
en muchas variedades y colores, violetas, alhelíes, begonias, alcatraces,
crisantemos, margaritas y una infinidad más de flores que yo no conocía por su
nombre, también tenía plantas medicinales o para remedios como: salvilla,
tomillo, yerba de la víbora, aceitilla, árnica, yerbabuena, azafrán, y muchas
otras que escapan a los recuerdos de mi mente, también tenía árboles frutales
entre los que recuerdo había: duraznos, chabacanos, higueras, nogales, morales,
granados y otros que no conocía, nos franquearon el paso y mi madre empezó a
platicar con la señora Consuelo, platicaron de mil cosas mientras caminaban
entre las plantas y flores del jardín, era un jardín enorme, yo creo que más o
menos media unos treinta metros lineales por lado, o sea novecientos metros
cuadrados; solo el jardín, los árboles frutales estaban aparte.
Mientras mi madre y ella seguían platicando y viendo las plantas, yo me
acerque a uno de sus hijos que tenía mi edad, y empezamos a juguetear entre los
árboles frutales, jugamos a las escondidillas, después jugamos a las canicas
con unas canicas cascadas que saco, mis canicas que tenía en la casa estaban en
mejores condiciones estéticas, pero seguimos jugando, cuando mi madre me aviso
que ya nos íbamos a retirar, me di cuenta de que mi madre traía varias bolsas
con piecitos de las plantas que le interesaban que prendieran en nuestro
jardín, eran sin mentirles como veinte piecitos de las plantas, estas plantas
eran de las que no dan semilla por eso se usan los piecitos para
trasplantarlas, las que dan semilla, pues compras la semilla, la siembras y ya
después de cierto tiempo y cuidados nace la planta, así como hay plantas que se
trasplantan también hay árboles que no dan semilla y también se tienen que
trasplantar con una rama y si se tiene suerte y los cuidados suficientes
prenderán y crecerán.
Así que salimos de la casa de la amiga de mi madre cargados con las
bolsas de los piecitos de las plantas, deshicimos el camino andado hacia un
rato y llegamos a la casa, entramos y nos fuimos directamente a al jardín, mi
madre también era una fanática de las plantas, también tenía un jardín de
respetables dimensiones, no tan grande como el de su amiga pero respetable, tenía
plantas en macetas pero también tenía plantas en el suelo, su jardín media
alrededor de diez x diez metros o sea 100 metros cuadrados, aparte teníamos también
algunos árboles frutales como un durazno, un chabacano y una higuera, empezamos
a trasplantar las plantas en algunas macetas y también en el suelo, las regamos
y mi madre me encargo que las tenía que regar todos los días antes de que los
rayos del sol calentaran mucho, ya fuera en la mañana antes de las diez de la
mañana o en la tarde después de las seis de la tarde, esto para que el calor no
cociera a las plantas o sus raíces.
Una vez que hubimos terminado de trasplantar los piecitos, mi madre me
mando a la tienda a comprar un una bolsita de café puerto rico que era el que
se vendía en el pueblo en aquel tiempo y cinco panes franceses que no eran otra
cosa más que las teleras y bolillos de hoy en día para cenar, mi madre me dio
el dinero y yo me escabullí por un momento y fui al corral, en este tenía un
escondite de donde saque un huevo de gallina, me lo eche a la bolsa del pantalón
y salí a la calle, me dirigí a la tienda de don Tomas, que era la que quedaba más
cerca de la casa, a esa tienda era a la que me dirigía cuando tenía un poco de
frijol que vender o algún huevo que truequear, porque en el pueblo aún se usaba
el trueque en operaciones de compra y venta, llegue a la tienda y saludo a los
señores que se encontraban con Tomas en ese momento, le pedí la bolsa de café
Puerto rico y los cinco panes franceses o pan blanco, le pague con una moneda
de a cincuenta centavos, me regreso quince centavos de cambio, cada pan valía
cinco centavos y la bolsa de café valía diez, guarde el cambio y enseguida
saque el huevo de gallina de la bolsa del pantalón y le dije que lo quería
cambiar, Tomas me dijo que era lo que iba a querer, le dije que un pan de azúcar
(dulce) y elegí una concha de las cafés y cuando le dije a Tomas que quería una
concha de café, tanto tomas como los otros señores se rieron y Tomas dijo que
era una concha de chocolate, yo, apenado repetí, “quiero una concha de
chocolate”, me la dio y rápidamente salí de la tienda, al salir le di la
primera mordida a la concha, tenía que terminármela antes de llegar a la casa,
porque de lo contrario mi madre se daría cuenta de lo que había hecho y no me salvaría
de unos buenos chingazos, casi me atragante por el afán de terminarme la concha
antes de entrar a la casa, por fin entre a la casa, mi madre me pregunto porque
me había tardado tanto, le dije que había gente en la tienda de Tomas, deje las
cosas en la mesa de la cocina y me salí para dirigirme hacia el cuarto, ya
habían prendido la luz de los aparatos ya que ya había oscurecido, una media
hora después mi madre nos llamó para cenar, había hecho un café con leche que
olía delicioso y el que quisiera comer comida también la había calentado, yo
decidí solo tomar café con leche con un pan francés, recuerden que yo ya me
había comido una concha en seco hacia media hora, también mis hermanas tomaron
solo el café con leche y su pan francés solo mi madre ceno comida y además su
café con leche y su pan francés, después de esto, nos enjuagamos la boca y nos
dispusimos a dormir, al otro día era Lunes y esperábamos la llagada de mi
hermano que venía por gordas. Esa noche casi no pude dormir, desperté varias
veces durante la noche y los ratos que pude dormir, tuve pesadillas, soñé que
andaba en un mundo de sombras, donde yo vivía flotando y no había nada tangible
todo era como de humo, no podía tocar nada, si había cosas como árboles, casas,
en las casas había muebles, jardines, puertas, cuartos; pero nada se podía
tocar, sentí un gran alivio al despertar, ver que ya estaba saliendo el sol y
constatar que ¡si podía tocar las cosas!
Este día empezaba la semana, mi hermano llegaría por ahí del medio día, teníamos
que apurarnos para que cuando llegara todo estuviera listo por si decidía
regresarse luego este mismo día, nos dispusimos a almorzar, lo que hubiera
preparado mi madre para el almuerzo era garantía de que nos iba a gustar a
todos, mi madre tenía un angelote para la preparación de la comida, todo lo que
ella hacia le salía delicioso, a veces no había dinero como para comprar carne
y hacer la comida pero mi madre se las ingeniaba para que siempre hubiera buena
comida en la casa, en esta ocasión íbamos a comer de nuevo huevos al gusto con
frijoles guisados ambos con manteca de cerdo, el preparar los alimentos con
esta manteca ya era garantía de que el sabor iba a estar muy bueno, como casi
siempre que había huevos para el almuerzo yo los pedía revueltos o batidos, de
vez en cuando los pedía estrellados o cocidos, pero el día de hoy los pedí
revueltos, con frijoles en un lado y por supuesto con chile al gusto, mi madre había
preparado un chile molcajeteado con cebolla, tomate y un diente de ajo, el
chile o salsa estaba deliciosa aun sola en un taco con una tortilla recién
hecha, a veces mi madre también nos preparaba panochas (tortillas de harina)
para comer en lugar de las tortillas tradicionales de maíz, esos días o eran
especiales o era porque mi padre o mis hermanos mayores pedían que hiciera de
estas tortillas, estas tortillas eran más sabrosas que las tortillas de maíz,
pero había que tener cuidado al comerlas sobre todo de noche, porque decía i
madre que eran muy pesadas y a más de uno de nosotros nos habían hecho daño en
alguna ocasión, el daño podía ser desde un dolor de estómago, inflamación del estómago,
pedos (gases), hasta una fuerte diarrea o una gibada (empacho) que había que
curar con sobadas de estómago, estiradas del cuero de la espalda baja y con tés
amargos de hierbas. Terminamos de almorzar como a las 09:00 horas de la mañana
y cada quien se dedicó a lo suyo, mis hermanas mayores a ayudarle a mi madre
con el quehacer de la casa, mi hermana menor a jugar con sus muñecas y
trastecitos y yo me fui al corral a ver a los animales, esa mañana me dedique a
ver y a seguir a las gallinas para ver cómo se alimentaban, cuando teníamos las
alimentábamos con maíz entero, el maíz lo quebrábamos solo cuando había
pollitos o coconitos (guajolotitos), si estos ya estaban como de tres meses ya
se podían comer el maíz entero, en esta ocasión yo las iba a alimentar con
tortilla remojada porque no teníamos maíz, para remojar la tortilla se echan más
o menos un medio kilo de tortillas de las que se recalentaron en una tina con
agua hasta la mitad, la cantidad de tortillas a remojar depende también de la
cantidad de gallinas que se tengan, nosotros teníamos como unas treinta
gallinas, un gallo y dos camadas de pollos una de pollos de tres meses y otra
de pollos de un mes, les empecé a echar las tortillas remojadas y no bien caían
las tortillas al suelo, los animales hambrientos las devoraban enseguida; así
que las pocas tortillas que les eche no les supieron ni a melón, se quedaron
con hambre ya que en seguida se dirigieron al corral a buscar que más comer,
algunas de las gallinas se dirigieron a donde teníamos el tazole que es lo que
queda de la planta del maíz cuando ya se pizco, pero siempre les quedan uno que
otro grano de maíz o hasta alguna mazorca perdida entre el tazole, otras de las
gallinas se dirigieron a escarbar entre las hierbas del corral a la búsqueda de
algún animal, ya fuera insecto, arácnido, mosca, abeja, chapulín, gusano o
lombriz; ya saben que las gallinas comen casi de todo, cuando no encontraban
nada de animales al escarbar se tenían que conformar con comerse las hojas de
las hierbas y el zacate, había veces que algunas de las gallinas se tenían que
conformar con comer solo hierbas, a veces andaban ya desesperadas como yo
cuando quería comprar alguna golosina y no tenía huevos de reserva para
truequear en la tienda, a veces me veía obligado a pepenar un poco de frijol en
la paja que teníamos almacenada de lo que había quedado de la cosecha anterior del
frijol que por cierto cada vez era menos, ya que con esta alimentábamos a las
tres vacas, dos caballos y dos burros que teníamos en la casa, cuando me ponía
a pepenar siempre tenía que pepenar por lo menos un medio kilo porque en las
tiendas era lo mínimo que tenías que llevar para que te lo compraran, cuando
llevaba medio kilo a la tienda de Don Tomas Rojas, este me daba cincuenta
centavos y con este tostón me alcanzaba para comprar un pan de azúcar, dos
dulces y dos chicles, era como gastar en este tiempo diez pesos, así tan
ensimismado en mis recuerdos, escuche que abrían el portón de la casa, voltee a
ver quién iba a entrar y alcance a ver a mi hermano mayor que ya venía llegando
de la pastoría, abandone la observación de las gallinas y me dirigí a la
entrada de la casa por el portón, entro el caballo con mi hermano aun montado
en él, cuando se bajó yo lo ayude tomando las riendas del caballo mientras mi
hermano bajaba las cosas que traía, entre las cosas que traía y alcance a ver
eran un bulto lleno como a la mitad de calabacitas tiernas y otro bulto a la
mitad este con elotes tiernitos también, seguramente los había conseguido en el
camino de la pastoría hacia acá con alguno de los agricultores que tienen
tierras de riego y pueden sembrar antes que los que tienen tierras de temporal,
al terminar de bajar las cosas enseguida desensillo el caballo y le quito las
riendas, en cuanto el caballo se sintió libre se alejó retozando hacia el
corral, seguramente iba contento porque estaba en casa e iba a poder saludar a
sus compañeros que estaban en el corral, mi hermano se dirigió para adentro de
la casa seguido de mi madre y mis hermanas, las que le hacían muchas preguntas
acerca de mi padre y como le había ido en el camino.
Yo me dirigí nuevamente hacia el corral a continuar la observación de
las gallinas, aparentemente estas ya habían terminado de alimentarse y algunas
estaban descansando bajo la sombra de los árboles o de las altas hierbas, y
otras se estaban dando un baño de tierra, o sea revolcándose en la tierra, la mayoría
de los animales que hacen este tipo de cosas es para asearse la piel o el
plumaje, y para quitarse de encima algunos parásitos como pulgas, chinches,
cocucos, piojos, garrapatas, moscas, etcétera, entre los animales que tuve la
oportunidad de ver que se revolcaban estaban las gallinas, los patos, los
puercos, los perros, los burros, los caballos, las vacas y los pájaros; era una
buena estrategia para librarse de los parásitos aunque fuera momentáneamente,
al ver que los animales estaban en su mayoría descansando, me dirigí a ver las
ruinas que habían quedado de la casita que habíamos hecho el otro día entre mi
hermanita, Nino y yo, de esta solo quedaban en pie las barditas de los cuartos
de la casita, el techo había colapsado con la lluvia de aquel día, estaba
derrumbado, se podían observar las vigas en medio del zoquete que había dado
forma a la techumbre, quise ponerme a reconstruirla pero me gano la flojera,
estaba cansado de andar atrás de las gallonas casi toda la mañana, otro día lo haría
con más calma y cuando no hiciera tanto sol, este día y a esta hora, debían ser
como las dos de la tarde, rondábamos los cuarenta grados centígrados, me dirigí
a la toma de agua que teníamos en la entrada de la casa, llegue a la llave y después
de tomar agua, me lave las manos y la cara para refrescarme, después de hacer
esto me dirigí hacia el gallinero iba a checar si las gallinas habían puesto
huevos, revise los lugares habituales en donde las gallinas ponían sus huevos,
el lugar estaba desierto ya que todos los animales andaban en el corral a esas
horas, encontré seis huevos, de los cuales lleve a mi escondite dos de ellos,
los otros cuatro se los iba a entregar a mi madre, me dirigí hacia la cocina,
mi madre estaba afanada haciendo unas gorditas que según vi iban a ser
rellenadas con un guisado de papas con chile verde, le dije a mi madre que
llevaba cuatro huevos, me dijo que los pusiera en la canasta de los huevos, así
lo hice y posteriormente me dirigí hacia los cuartos, al entrar estaba oscuro y
fresco, me dirigí a los pies de la cama en la que dormía y saque de debajo de
la cama un cajón donde tenía mis escasos juguetes, en el deposite una bolsa
llena de canicas con las que había estado jugando un rato mientras observaba a
las gallinas y saque un balero para divertirme un rato en lo que nos hablaban
para ir a comer, no era muy ducho con el balero, la verdad es que de cada diez
intentos por ensartar el balero solo lo hacía en cuatro o cinco ocasiones y a
veces elaboraba una serie de cuatro o cinco seguidillas, esto es una vez que
has ensartado la primera vez el balero, sin sacar el palo del balero intentar
seguir ensartándolo varias veces dándole vuelta al balero sobre sí mismo, no llevaba
ni diez minutos cuando gritó mi madre, su voz decía que nos fuéramos a comer todos,
me dirigí a la llave nuevamente para lavarme las manos, mis hermanas hicieron
lo mismo, una vez con las manos limpias nos dirigimos a la cocina, en la cocina
teníamos una mesa a la cual nos podíamos sentar todos si cabíamos (eran solo
cuatro lugares), si no cabíamos todos, entonces los más chicos; en este caso mi
hermanita y yo tendríamos que comer sentados en el suelo encima de un costal vacío
de esos que se usan para llenarlos de frijol, hacer esto casi siempre era
riesgoso ya que en el momento menos pensado podía entrar el perro o las mismas
gallinas y ganarnos con nuestros alimentos; había pasado más de una vez y con
todos los miembros de la familia que habíamos comido encima de un costal, nos
sentamos en el costal y como instantes antes yo había adivinado que íbamos a
comer gorditas rellenas de papas con chile verde, así lo hicimos, las gorditas
estaban muy sabrosas, yo me comí solo dos gorditas igual que mi hermanita, los demás
comieron según sus capacidades, su hambre y su edad; por ejemplo mi hermano
mayor se había comido seis gorditas porque él ya estaba grande, era un
adolescente de 16 años ya que me ganaba con diez años, le faltaba poco para ser
mayor de edad cuando cumpliera los 18 años, por lo pronto mi hermano ya podía
andar en la calle, podía ir a la plaza las veces que quisiera, podía ir al
cine; incluso podía tener novia, esas eran algunas de las ventajas que te dan
el ser ya grande, yo no podía hacer nada de eso más que acompañado por mi madre
o por mis hermanas, pero ya crecería y vaya que lo hice pero no alcance a hacer
nada de esto por lo menos en el pueblo, ya que mi vida daría un giro de 180
grados dentro de muy poco tiempo, pero esto se los contare más adelante, interrumpí
mis cavilaciones al escuchar que venían entrando al cuarto mi madre y mi
hermano, venían platicando no sé de qué fiesta que iban a hacer en pocos días,
los seguí escuchando y así fue como me entere de que en una semana iba a venir
mi tío Guadalupe de Cieneguilla, este tío era uno de los hermanos de mi madre, un
pueblo relativamente cerca de nuestro pueblo, como a 50 kilómetros, más allá de
la pastoría. Mi tío iba a venir para que mis padres le hicieran el favor de
acompañarlo a pedir la mano de su novia de la cual solo conocía el nombre: Belén,
ella vivía a una cuadra de la casa en dirección opuesta a donde vivía Nino,
entonces había que estar muy atento ya que para ese evento tenía que estar
presente mi padre, entonces iba a ser un evento importante, hasta ese momento
que yo me acordara no había participado de ninguna boda, esta iba a ser la
primera, me quede pensando un rato, cuando hay una boda, el novio se lleva a
vivir con él a la novia y ya no la regresa a su casa a menos que las cosas
salieran mal, cuando la gente se casa se supone que es para siempre y lo dice
el padre en la ceremonia, hasta que la muerte los separe, lo que no tenía claro
era para que era esta unión, después me fui dando cuenta que casi todos los que
se casaban, tiempo después tenían hijos y me imagine que precisamente ese era
uno de los motivos por los cuales la gente se casaba, más adelante me iría
enterando de otros motivos por los cuales la gente también se casaba.
Cuando mi madre termino de platicar con mi hermano, este se dirigió a
bañar puesto que mis hermanas ya le habían calentado el agua, seguramente al
terminar de bañarse y vestirse mi hermano se saldría a la calle a visitar a sus
amigos o quizá a ver a su novia, a mí a veces mi madre me dejaba salir a la
calle pero nunca solo, como lo dije antes o era acompañando a mi madre o
acompañado de mis hermanas, en algunas ocasiones me dejaba salir en compañía de
Nino mi amigo, en estas ocasiones habíamos ido a visitar a la presa, al pozo
del cual todos en el pueblo tomábamos agua en nuestras casas, a la plaza o a la
orilla del pueblo a pasear.
Salió mi hermano de bañarse, se cambió y como ya lo había dicho antes se
salió a la calle ya de tardeada, no iba a regresar a la casa sino hasta entrada
la noche, mientras yo tendría que buscar algún entretenimiento para el resto de
la tarde, rápidamente lo encontré, tenía que pepenar un poco de frijol antes de
que se oscureciera para ir a venderlo, así que conseguí una bolsa y me dirigí
hacia donde estaba la paja, bien resguardada de los animales, abrí la puerta y
me metí, la cerré tras de mí y empecé a pepenar el frijol casi grano por grano
ya que como les conté antes esta paja era lo que sobraba de las parvas que es
cuando se cosecha el frijol, después de un buen rato de estar pepenando y
escogiendo el frijolito logre juntar más a menos el medio kilo de rigor para
poder venderlo en la tienda, así que en una escapada que me di lleve el frijol
a vender y efectivamente le calcule bien era medio kilo, en esta ocasión no
gaste el dinero, guarde los cincuenta centavos que me dieron en la tienda, traía
algo en mente que iba a hacer más adelante. Así como salí furtivamente de la
casa así regrese a ella, sin hacer ruido para que mi madre no se diera cuenta,
entre por el portón con el mayor de los sigilos, una vez adentro me dirigí
nuevamente al corral por cualquier cosa, me anduve un buen rato; posteriormente
me dirigí hacia los cuartos de la casa, entre y otra vez me dirigí a los pies
de la cama, saque el cajón de mis juguetes nuevamente y guarde debajo de la
bolsa de las canicas mis cincuenta centavos, metí la caja en su lugar y me
quede sentado un rato en la orilla de la cama, cansado de tanto andar para
arriba y para abajo todo el día, me recosté y poco a poco me fui quedando
dormido, comencé a soñar me vi a mi mismo yendo hacia la tienda a vender el frijol,
ya se había hecho de noche, había mucha gente en la tienda por lo que me tarde más
de lo normal, al fin me toco que me pesaran el frijol y me dieran mi dinero, Salí
de la tienda con mucha prisa, casi eche a correr rumbo a la casa, cuando llegue
al portón este ya estaba cerrado por dentro, así que empecé a trepar el portón
para brincarme, ya había bajado al piso del otro lado cuando escuche a mis
espaldas mi nombre ¡Juan!,
en ese momento desperté sobresaltado, era la voz de mi madre que nos
estaba llamando para ir a cenar, respire con alivio, todo había sido un sueño;
nos dirigimos a la cocina, llegamos y nos sentamos, no tenía mucho apetito, así
se lo externe a mi madre así que solo tomaría un poco de leche hervida con un
par de tortillas, para los que no hayan desayunado o cenado esto les diré que
las tortillas con un vaso de leche son deliciosas, casi me atrevo a decir que
son más sabrosas las tortillas que el pan de esta forma, bueno termine de cenar
rápidamente, espere a que todos terminaran y nos dispusimos a irnos a la cama,
esa noche dormí como un bendito, estábamos en la estación de Verano así que por
las noches no hacia frio ni calor excesivo, era un clima templado porque como
ya estaba lloviendo había bajado de intensidad el calor.
Al otro día muy temprano me levante, mi madre ya hacia un buen rato que
se había levantado y andaba trajinando en la cocina, ese día mi hermano tendría
que regresar a la pastoría, todavía no me iba a ir con él pues aún tenía un
poco de dolor en la pierna y nalga donde me habían aplicado la vacuna, así que
le pedí permiso a mi madre para invitar a Nino a venir a la casa a jugar, íbamos
a reconstruir la casita que habíamos hecho el otro día y que el agua nos había
derrumbado, mi madre me dio el permiso de invitarlo y ni tardo ni perezoso me
fui a su casa a invitarlo, toque la puerta, abrió su hermana mayor, le pregunte
por el, me franqueo la entrada a la casa, Nino andaba en el patio, llegue lo
salude y le hice la invitación; accedió de buena gana, teníamos varios días que
no nos veíamos, quedamos en que el iría a la casa alrededor de las 12:00 horas
del mediodía, me despedí de ellos y regrese a mi casa, aun no almorzábamos. Nos
sentamos a la mesa y almorzamos un típico almuerzo pueblerino, huevo con
frijoles y chilito con tortillas recién hechas a mano y un vaso de té una vez más
de yerbanis, todo estuvo muy sabroso, en cuanto terminamos de almorzar, me
levante de la mesa y le dije a mi madre que iba a estar esperando a Nino en el
corral, accedió de buena gana y me dirigí primero hacia el cuarto para sacar
los juguetes con los que íbamos a divertirnos, enseguida me fui hacia el
corral, eran como las 11:00 a.m. aún tenía una hora para preparar todo antes de
que llegara Nino. Llegue al lugar donde habíamos construido la casita hacia unos
días, limpie el terreno que la circundaba y también el camino de la casita
hasta donde estaba el montón de arena-tierra con la que la habíamos construido,
una vez que termine la limpieza prepare la trailita y le pegue un tronco de
caballos, separe las vigas de la tierra en las ruinas de la casita y las deje
listas para volver a montarlas; en eso estaba cuando tocaron en el portón, corrí
para abrirlo y ahí estaba era Nino que en esta ocasión el también traía
juguetes, traía un camión de redilas, una bolsa de canicas y un balero, nos
abrazamos como si hiciera mucho tiempo que no nos veíamos y en seguida nos
dirigimos al corral para empezar a jugar, en un momento cambiamos de parecer y
en lugar de reconstruir la casita la íbamos a convertir en una bodega, pusimos
manos a la obra, en lo que yo iba a traer otro viaje de arena, él iba a
conseguir más vigas, la bodega iba a estar más grande que la casita, regresamos
con nuestra carga cada quien, la vaciamos y empezamos con la construcción -
ampliación; la íbamos a hacer el doble de grande que la anterior construcción,
estuvimos jugando en la construcción como dos horas y al terminar, se nos ocurrió
la idea de llenarla de maíz, así que con su camión de redilas nos dirigimos al
granero y cargamos el camión de redilas con unos dos kilos de maíz, lo
transportamos hasta la bodega y lo vaciamos dentro de la misma, las gallinas
andaban deambulando en los alrededores y en cuanto se dieron cuenta que lo que traíamos
era maíz se arrimaron ante la oportunidad de conseguir alimento de una manera
muy fácil, pudimos rechazar las primeras aproximaciones de dos o tres gallinas
pero conforme las otras se daban cuenta de que se trataba, se empezaron a
multiplicar los ataques a nuestra bodega, en un momento dado llegaron a ser
tantos los atacantes que tuvimos que franquearles el paso y tocamos a retirada
entre risas y diversión, en cuanto nos retiramos las gallinas se agolparon en
la bodega y empezaron a devorar el maíz que habíamos depositado en ella, no les
llevo arriba de cinco minutos acabar con el maíz almacenado y de paso con la
bodega la cual destruyeron en su totalidad con tal de pepenar hasta el último
de los granos, después de un rato se empezaron a retirar con el buche lleno y
muy satisfechas de lo que habían logrado tener, un alimento conseguido de una
manera muy fácil; Nino y yo nos miramos el uno al otro y rompimos a reír más si
se puede hacer esto, recogimos los juguetes y no retiramos hacia el lado
opuesto del corral, donde a veces jugábamos a las canicas, nos sentamos un rato
para recuperarnos del ataque de risa que nos había dado, después ya recuperado
el aliento decidimos ahora jugar un rato a las canicas, había un juego en donde
hacíamos un hoyito en un lugar del suelo normalmente poco accesible para que
costara trabajo entrar en el con la canica y el que lo lograba tenía las vidas,
esto quiere decir que tenía el poder de matar a las otras canicas dependiendo
cuantas personas estuviéramos jugando, cuando alguien más entrara con su canica
en el hoyito cambiaba el dueño de las vidas y los demás teníamos que esconder
de la manera efectiva nuestra canica para tratar de evitar que nos la matara y
a su vez tratar de entrar en el hoyito y arrebatarle el poder, también había
otro juego en donde cada quien tiraba con su canica favorita o de la suerte que
consistía en matar a la canica del contrincante haciendo contacto con ella, en
este caso todas las canicas de los participantes tenían el poder y todos podíamos
matar a todos, era como una pelea campal pero siempre respetando los lugares
para poder tirar. También jugábamos a la rueda, este juego consistía en apostar
tus canicas contra las canicas de tu o tus oponentes, se dibujaba un círculo
del tamaño que se quisiera podía ser desde un medio metro hasta unos dos metros
de diámetro, las canicas apostadas se metían al círculo aventándolas hacia
arriba y se tiraba en orden después de una competencia de ver que canica
quedaba más cerca de la raya del circulo opuesta al lugar de donde se tiraba,
la canica del jugador que quedaba más cerca era la que tenía la oportunidad de
tirar en primer lugar y la que quedaba más lejos tiraba en último lugar, si
alguien en el primer tiro sacaba la canica a la que hiciera el intento y su
canica quedaba dentro de la rueda, este podía seguir tirando para tratar de
sacar más canicas, todas las canicas que este sacara del circulo le pertenecían,
pero si en uno de los intentos de seguir sacando canicas de la rueda no sacaba
nada y su canica se quedaba dentro entonces estaba muerto y no podía continuar
tirando hasta que alguien sacara su canica y él le entregara las canicas que
llevaba ganadas, como el lugar donde estaba dibujada la rueda era el suelo a
veces la tierra estaba suelta y esto provocaba que muchos de los intentos de
los jugadores por sacar canicas terminaran con sus canicas de tiro dentro de la
rueda y las oportunidades eran para los demás. Había otros juegos de canicas
derivados de estos tres que eran los principales, así que al jugar a las
canicas se podía convertir en un juego que fácilmente podía durar por lo menos
unas tres horas, por lo cual cuando terminamos de jugar a las canicas,
escuchamos que mi madre nos llamaba a comer, nos fuimos a lavar las manos a la
llave del agua, enseguida nos dirigimos a la cocina, en esta ocasión mi madre había
cocinado unos nopales con chile rojo, estos los íbamos a acompañar con
frijolitos refritos y pos supuesto había más chile por si alguien se quería
servir, mi madre también había preparado una agua fresca de limón con agua de
una tinaja que estaba semienterrada junto al tronco de uno de los árboles del jardín,
esto hacia que el agua estuviera bastante fría, sin llegar a la temperatura de
la que tiene cubos de hielo pero estaba muy fresca, comimos sin prisas y al
terminar dimos las gracias a mi madre y nos retiramos para continuar con los
juegos en el corral, recogimos las canicas y las pusimos en su bolsa, ahora íbamos
a juagar al balero, yo no era muy ducho con el balero, Nino tenía más habilidad
que yo pero haría el intento de jugar de manera decorosa, Nino empezó con el
primer intento, no fue certero y ahora yo trate de hacerlo, mi primer intento
fue acertado con dos repeticiones, en la segunda oportunidad de Nino no lo van
a creer acertó en el primer tiro y escuchen bien ¡hizo 43 repeticiones! No les
dije que él era bueno jugando al balero, en mi segundo intento acerté el tiro e
hice cuatro repeticiones, en el tercer intento de Nino se acabó el juego,
porque acertó el tiro inicial y empezó a hacer repeticiones, fueron tantas que perdí
la cuenta y además empezó a caminar de un extremo al otro de corral sin dejar
de hacer repeticiones fue una locura, duro haciendo repeticiones cono una hora,
fue tanto el tiempo que duro que cuando por fin fallo ya era hora de que se
retirara, ya estaba oscureciendo, recogimos lo que quedaba de los juguetes en
el suelo, los limpiamos y cada quien se llevó los suyos a guardar, Nino se despidió
porque ya era hora de regresar a su casa, quedamos de vernos al otro día para
continuar con nuestros juegos.
Esa tarde noche transcurrió sin nada digno que contar, así que nos
fuimos a dormir directamente y sin escalas, yo creo que la toda la familia
tuvimos un sueño reparador, ya que al otro día cuando me desperté ya todos
andaban levantados, yo fui el último en levantarme, me levante tan tarde (08:00
horas) que terminándome de levantar nos llamó mi madre a almorzar, que buen
almuerzo degustamos ese día, los acostumbrados huevos, ahora yo los pedí
estrellados, no muy cocidos para poder reventar la yema, ponerle sal y comérmela
con unos pedazos de pan francés que no era otra cosa que el bolillo o telera de
ahora, los huevos estrellados acompañados de pan francés eran otra cosa, los
disfrute al máximo con unos frijoles guisados caldosos y acompañados de un
jarro de atole de granos también delicioso, terminamos de almorzar y mi madre empezó
a preparar las gordas que se iba a llevar mi hermano a la pastoría, mi hermano
se iba a ir el día anterior pero no lo había hecho porque una noche antes se había
ido a divertir con sus amigos y había llegado en la madrugada por lo que se le había
hecho tarde para levantarse, pero el día de hoy si partiría hacia la pastoría
como a las 10:00 horas, mi madre le puso tortillas del día, también le echo
unas gorditas que les había preparado rellenas de frijoles con chile y huevo
con chile, les mando en esta ocasión un queso fresco como de a media kilo, también
les mando requesón y unas tortillas de harina llamadas (panochas) para que
hicieran unas quesadillas, mi hermano cargo su cantimplora llena de agua fresca
de la tinaja que estaba semienterrada en el jardín. En lo que mi madre
terminaba de hacer la carga de las cosas mi hermano empezó a ensillar el
caballo, una vez que termino mi madre le llevo la carga de cosas que le mandaba
a mi padre, las cargo mi hermano, se montó en el caballo y se despidió de todos
nosotros, yo le dije adiós con la mano al viento y al mismo tiempo suspire, ya
extrañaba estar con ellos en la pastoría, yo creo pensé, la próxima semana si me iré con él, estábamos
en plena temporada de aguas y el campo estaba verde a mas no poder, era cuando
yo en lo personal disfrutaba más el campo; siempre me había gustado la
temporada de aguas o de lluvias, porque no me gustaba ver la aridez del campo
cuando no llueve, que son 7 meses o 7 meses y medio, todo se seca, el zacate,
las hierbas incluso los árboles, magueyes y nopales están más secos, más duros
y más cenizos sin agua con la cual alimentarse. En fin este tiempo de lluvias
era como dije antes mi favorito porque entre otras cosas había más agua,
incluso cuando llovía se formaban arroyos por las calles y estos terminaban
haciendo charcos de agua que podían llegar a hacer como lagos en la parte baja
del pueblo, era el tiempo de la abundancia en cuanto a zacate o pasto, hierbas,
arbustos y árboles, además todos los árboles frutales empezaban a florear y eso
quería decir que algunos meses más tarde tendríamos la posibilidad de comer
duraznos, chabacanos, manzanas, peras, granadas, higos, moras, nueces y algunas
otras frutas que se daban en la zona, cuando llovía lo suficiente en la
temporada de lluvias iba a haber la posibilidad de comer todas esas frutas y también
como no, disfrutar de los deliciosos elotes en todas sus variedades, cocidos, asados,
en caldo de res, etcétera; también al frijol le tocaba porque en cuanto había
ejotes se hacían guisos de estos o cuando el frijol nuevo estaba listo también
se hacía guisos con ellos, deliciosos aunque también eran muy pesados para el estómago
y a veces nos hacían daño y nos daba cursara (diarrea) y se decía que estábamos
cursientos o empachados y las mamas de aquellos tiempos tenían que sobarnos la
panza, estirarnos el cuero de la espalda y darnos a beber bismuto con aceite de
oliva y un té casi siempre amargo de una planta que se llamaba prodigiosa para
que pudiéramos sanar de estas enfermedades, me acuerdo que los que teníamos la
suerte de tener vacas en la casa también podíamos beber leche cruda o bronca y también
enfrentar la posibilidad de que te hiciera tanto daño como los frijoles nuevos,
tan enfrascado estaba en mis recuerdos que cuando volví en mi a la realidad mi
hermano ya se había ido, mis hermanas y mi madre ya habían cerrado el portón y
se habían retirado adentro de la casa y estaba yo solito en medio del patio
parado como estatua; así que me dirigí hacia el corral, no bien había dado tres
pasos oí que tocaban al portón, deshice lo andado regresando sobre mis pasos y
pregunte que quien era, me contesto la conocida voz de mi amigo Nino, soy yo
juan, vengo a jugar un rato contigo, abrí el portón; nos saludamos mi amigo y
yo, cerré el portón y nos dirigimos juntos al corral, teníamos que pensar bien
a que jugar para aprovechar el tiempo al máximo y decidimos que íbamos a jugar
a las escondidillas, después tal vez jugaríamos a saltar la riata (cuerda) y si
nos daba tiempo jugaríamos también al bebe leche (avión).
Invitamos a mi hermanita a jugar con nosotros, como casi siempre el
menor, en este caso mi hermanita era la que iniciaría con la búsqueda de mi
amigo y mi persona, la pusimos a contar con los ojos cerrados hasta el treinta
y corrimos a escondernos, mi amigo Nino corrió hacia el corral y yo corrí hacia
el granero que no era otra cosa que el lugar donde pernoctaban las gallinas, en
el granero teníamos algunas herramientas en los cajones de algunos muebles
viejos que me sirvieron de escalera para poder subirme a una especie de tejaban
donde teníamos parte del tazole y la paja que aun conservábamos, llegue a la
paja y empecé a hacer un hueco lo suficientemente grande como para que cupiera
mi cuerpo hecho bolita, lo logre fácilmente mientras mi hermanita buscaba a
Nino en el corral; después de un buen rato escuche que mi hermanita cantaba que
había encontrado a Nino, también escuche que se decían uno al otro que donde estaría
escondido yo, mi hermanita le dio una segunda barrida al corral, me busco hasta
debajo de las piedras, con resultados negativos, enseguida se dirigió al
granero igual tratando de encontrarme, ya saben que si el que está buscando a
los que se esconden no los encuentra a todos o alguno de ellos logra la salvación
para todos, entonces al que encontró primero no le toca buscar en el siguiente
turno sino que el que busco la primera vez vuelve a buscar otra vez, entro mi
hermanita al granero y empezó a buscarme primero en el gallinero que era donde
normalmente dormían las gallinas que era un lugar donde había muchos palos dispuestos
de manera horizontal aprovechando la estructura de una de las esquinas,
obviamente no me encontró, siguió buscando atrás de los viejos muebles, en los
nidos de las gallinas y pronto se aburrió de buscarme, estaba yo tan bien
camuflageado que iba a necesitar ayuda, ayuda a la que se unió Nino, tratando
entre los dos de encontrarme, Nino más avispado que mi hermanita empezó a subir
a los muebles intuyendo que yo podría estar escondido en la parte de arriba,
cuando iba subiendo a la mitad piso mal en al mueble y este se vino abajo
arrastrando con el a Nino y probablemente a mi hermanita, escuche el ruido y después
el golpe en el suelo al caer el mueble, me pregunte si salía o no de mi
escondite, finalmente me decidí a salir y ágilmente me salí del hueco que había
hecho en la paja y de un ágil brinco aterrice en el suelo, mi hermanita al
verme corrió a cantar que ya me había encontrado, mientras yo ayudaba a Nino a
levantarse del suelo, todo cubierto de paja y polvo, afortunadamente no le paso
nada grave salvo la revolcada y continuamos jugando, ahora le tocaba a el
buscar y a mi hermanita y a mi escondernos, se puso a contar hasta el treinta
con los ojos cerrados; mi hermanita corrió sin pensarlo dos veces hacia el
granero, así que yo me decante por correr al corral y tratar de encontrar un
buen escondite, me escondería entre el hierbajo del corral que ya había crecido
lo suficiente como para taparme estando sentado, afortunadamente ese día traía
yo un pantalón gris claro y una camisa verde agua, pasaría desapercibido en un
primer vistazo, y así lo hice busque un lugar pegado a una de las bardas del
correal donde estaba la hierba más alta y la barda me daría soporte para
quedarme quieto, Nino empezó la búsqueda y por la experiencia anterior se fue
directo hacia el granero y empezó buscando en el mismo lugar de donde había
salido yo en la oportunidad anterior y fácilmente encontró a mi hermanita que había
escogido el mismo lugar que yo la vez anterior para esconderse, en cuanto Nino
canto que había encontrado a mi hermanita en el granero, se dirigió hacia el
corral, sabía que tenía que aplicarse a fondo para encontrarme ya que yo era
muy bueno para ese juego, empezó buscando junto a los nopales, se asomó a ver
si yo estaba arriba de uno de los árboles, busco cerca de la bodega que habíamos
construido el día anterior y hasta se metió a buscarme en la tazolera, después
de un rato de búsqueda no se animaba a buscar en la hierba porque prácticamente
todo el corral estaba cubierto por esta y le daba flojera, yo estaba muy bien
camuflageado entre la alta hierba, recargado en una de las paredes del corral;
como a unos quince metros de donde había estado buscando Nino, yo podía ver
claramente a Nino y a mi hermanita pero ellos como estaban lejos no alcanzaban
a distinguir donde estaba escondido, en una de las vueltas que dio Nino por
todo el corral, se acercó a solo unos dos metros de donde estaba yo escondido,
estuve a punto de hacer ruido por la intensa emoción que sentí en el estómago
al ver que Nino había pasado muy cerca y estuve a punto de soltar una carcajada
de los nervios que sentí, pero pude reprimirla tapándome la boca con la mano, después
de un rato y mientras Nino había vuelto a entrar al granero a buscarme, me
acerque al lugar donde cantábamos el nombre y lugar de los que encontrábamos y
grite ¡salvación por mí y todos mis amigos!, esto quería decir que Nino tendría
que volver a buscar en la siguiente oportunidad, no les dije que yo era muy
bueno para el juego de las escondidillas, era capaz de dejar de respirar para
que no me detectaran cuando estaba escondido. Nino regreso del granero molesto
por no haber podido encontrarme, cuando estábamos a punto de iniciar la tercer búsqueda
escuchamos un trueno en el cielo y los tres volteamos al unísono hacia arriba,
se había formado un cumulo de nubes que se habían tornado en un color gris
oscuro y que se veía a la distancia que ya había empezado a llover por el rumbo
del Huérfano, así se llamaba un lugar no muy lejano del pueblo donde algunos de
los vecinos del pueblo tenían sus labores o tierras de siembra, estas tierras
estaban como a unos veinte kilómetros del pueblo, nos vimos unos a otros y
suspendimos el juego de las escondidillas y empezamos a juntar los juguetes que
habíamos usado en esta ocasión, recogimos la riata a la que íbamos a jugar después
de las escondidillas y las tejas que ya teníamos preparadas para jugar al bebe
leche y nos retiramos a la casa justo en el momento en que había empezado a
llover, se veía que iba a llover bastante fuerte, nos metimos al cuarto y
prendimos el aparato, a pesar de que era temprano, eran como las dos de la
tarde, se había oscurecido el día por las nubes de la tormenta que ya estaba
cayendo en esos momentos, seguramente nos íbamos a quedar recluidos en el
cuarto lo que quedaba de la tarde, así que decidimos contar historias, cuentos
y hasta chistes para pasar el rato. Como a las seis de la tarde la lluvia remitió
un poco y bajo de intensidad, aprovecho Nino para despedirse, ya era tarde y tenía
que regresar a su casa, nos quedamos solos y mi madre aprovecho para decirnos
que pronto iba a venir mi hermano Manuel, que tenía ya unos meses viviendo con
mi hermano Jaime en la Ciudad de México, al parecer iba a venir para que mis
padres pidieran en matrimonio la mano de su novia, que era la hija de una de
las familias más acomodadas del pueblo, así que habría por lo menos un par de
fiestas en los próximos días, acuérdense que ya les había platicado que mi tío
Lupe, hermano de mi madre también iba a venir a la casa para que mis padres le
pidieran a la novia para casarse, al parecer mi tío se iba a casar más pronto
que mi hermano, de cualquier forma íbamos a tener dos bodas en la familia en
los días siguientes, bien pues nos dispusimos a cenar aunque la lluvia no
paraba de caer, había amainado un poco, así que nos dirigimos a la cocina mis
hermanas mi madre y yo, cenamos algo ligero, en realidad solo un vaso de atole
y un pan francés, después de esto nos preparamos para irnos a la cama, la noche
paso sin contratiempos, por lo menos yo dormí como un lirón, en serio dormí tan
bien que al amanecer pensé que había sido solo un parpadeo lo que había durado
la noche anterior, me levante con mucho ánimo, supongo que todos los niños de
mi edad nos levantamos así todos los días, aunque yo había empezado a dudarlo
porque cuando estaba en tiempo de clases, me daba una flojera levantarme; pero
me acordaba que iba a ver a mis compañeros de clase y amigos y se me pasaba,
pero todos estos días de vacaciones, aun estando en la pastoría me encantaban
porque a pesar de que tenía ya unas ocupaciones asignadas cuando estaba en la pastoría,
me quedaba mucho tiempo libre y en ese tiempo lo que más me gustaba hacer como
a cualquier otro niño de mi edad era jugar a veces solo y a veces acompañado
pero también me gustaba mucho observar las cosas, los árboles, el campo, los
animales, las nubes, el cielo, las estrellas en la noche, la luna, todo lo que
fuera susceptible de mirarse u observarse yo lo veía u observaba, esto también
me encantaba, a mi corta edad siempre me hacía preguntas acerca del porqué de
las cosas, las preguntas que no me podía responder yo mismo se las hacia a mis
padres pero nunca me quedaba con la duda, así fue como a pesar de ser solo un
niño de seis años aprendí muchas cosas y seguiría aprendiendo mientras viviera.
El día despuntaba muy soleado a pesar de que la noche anterior había
llovido en demasía, por la mañana aún se podían ver algunos charcos de agua que
se habían formado con la lluvia de la noche anterior, esta agua le iba a hacer
mucho bien a todas las labores de los habitantes de mi pueblo, había que darle
gracias a Dios por estas bendiciones que derramaba sobre nosotros en forma de
lluvia, después de almorzar me salí al corral, este era mi lugar favorito después
del cuarto donde estaba la cama, los días que estaba en la casa yo creo que el
60 % me los pasaba en el corral jugando o haciendo casi cualquier cosa que se
pudiera hacer ahí, el día de hoy era Viernes así que seguramente el día de
mañana Sábado o el Domingo mi madre me permitiría salir a la calle con mi amigo
Nino, ya nos pondríamos de acuerdo a ver que íbamos a hacer, me gustaría que fuéramos
a dar una vuelta a la presa a ver si podíamos pescar un bagre o una carpa que
eran las especies que se daban ahí, la gente que iba a pescar había sacado unos
bagres de hasta 5 o 6 kilos de peso, con uno de esos ejemplares podía comer
toda una familia que por lo general podía estar formada por unos seis u ocho individuos
contando a los papas, en los arboles de durazno ya se veían algunos duraznos
medianos de tamaño aunque aún estaban verdes, ya tenía ganas de comer alguna
fruta y esto tenía que ser de los árboles frutales que teníamos en el jardín
porque la economía de la casa era muy escasa, apenas teníamos lo suficiente
para poder comer todos los días, en casa casi nunca se compraba fruta y si se
llegaba a comprar casi siempre eran plátanos, que era la fruta más fácil de
conseguir y por lo misma era relativamente barata. Seguí revisando los demás árboles
frutales que teníamos en el jardín de la casa, las higueras apenas tenían unos
cuantos higos pequeños, el granado igual sus frutos aún estaban pequeños y
verdes, también los nopales tenían las tunas aun verdes; tendría que esperar
por lo menos un mes para que los primeros frutos de estos árboles estuvieran
medio maduros y se pudieran consumir, tendría que conformarme con los pocos
garambullos que a veces podía recolectar en las orillas del pueblo, cerca de la
presa a donde por cierto había posibilidades de ir el día de mañana con mi
amigo Nino, hoy teníamos que ponernos de acuerdo y pedir permiso, mi amigo Nino
ya se estaba tardando en llegar y yo ya me estaba impacientando, mientras me dedicaría
a buscar huevos de gallina en los nidos de estos animalitos, comencé en el
granero que era el lugar habitual en donde las gallinas hacían sus nidos para
poner los huevos, yo sabía cuándo una gallina iba a poner huevo porque esta
andaba caminando de un lugar a otro muy intranquila haciendo un sonido característico
como buscando algo, no mas era cuestión de esperar a que la gallina estuviera
lista para poner el huevo y era cuestión solo de unos dos o tres minutos para
que lo pusiera, había varias gallinas que andaban haciendo estos sonidos que
les cuento, así que lo más seguro es que más tarde hubiera varios huevos en los
nidos, les daría tiempo para que los pusieran; mientras mejor me pondría a
pepenar un poco de frijol para irlo a vender, me dirigí al montón de paja que
estaba en el tapanco, a un costado del granero y empecé a pepenar el poco
frijol que le salía a la paja cuando la apartaba del suelo, la sacudía y así la
iba apartando a un lado, y el poco frijol la iba echando en una bolsa de plástico
que había agarrado de la cocina, al cabo de unos treinta o cuarenta minutos ya tenía
la bolsa más de media, seguramente era más de medio kilo de frijol y pensé de
una vez voy a ir a venderlo a la tienda de Don Tomas, salí sigilosamente de la
casa para no pedir permiso y con la bolsa bien sujetada en mi mano derecha me dirigí
a la tienda, llegue y le dije a Do Tomas que iba a vender el frijol que si me
lo pesaba, lo coloco en la báscula y me dijo que eran 700 gramos y me dijo ¿qué
es lo que vas a llevar?, igual que la vez anterior le dije que no quería
comprar nada, que me diera el dinero, de mala gana el señor me dio mis setenta
centavos, yo ya tenía bien trazado un plan para que quería el dinero que estaba
guardando, acuérdense que además de estos setenta centavos yo ya tenía
guardados cincuenta centavos del otro día y el peso de plata que me había
encontrado en la pastoría, ya tenía dos pesos con veinte centavos y además el
peso de plata podía valer más que solo un peso, eso lo averiguaría más tarde en
la misma tienda, regrese rápidamente a la casa y entre de la misma sigilosa
manera a la misma, me dirigí al granero, yo creo que las gallinas ya habían
tenido tiempo suficiente para poner los huevos y si, fácilmente encontré seis
huevos de los cuales cuatro declararía haber encontrado a mi madre y dos los guardaría
yo para tener reservas para truequear más adelante, escondí los dos huevos en
el lugar habitual que tenía para estos menesteres y me dirigí a la cocina con
los otros cuatro huevos, le dije a mi madre que los había encontrado en los
nidos y los coloque en la canasta que teníamos para ponerlos, me volví a salir
al corral y en eso estaba cuando tocaron a la puerta y oh sorpresa eran otros
amigos que iban a visitarme y a jugar conmigo si mi madre lo autorizaba eran
Thelma y Freddy, vecinos también míos y de Nino, mi madre autorizo a que jugáramos
y entraron, nos dirigimos al corral y en eso llego también Nino, nos saludamos
todos, éramos muy buenos amigos y seguimos nuestro camino hacia el corral junto
con Nino, empezando a platicar de mil cosas entre todos, decidimos jugar a lo
que nos había faltado el día de ayer mientras les contábamos a Thelma y a
Freddy como nos habíamos divertido el día de ayer, decidimos jugar a brincar la
reata y para no desperdiciar dos jugadores manejando la reata, pusimos un clavo
en una de las paredes del corral y ahí amarramos la reata para que solo uno de
nosotros agarrar el otro extremo, era solo brincar por brincar pero estuvimos
todos de acuerdo que el que se equivocara y no brincara la cuerda le tocaba
manejar la reata y el que la había manejado le tocaba brincar, para este juego
yo también era muy bueno, empezamos a brincar y a contar los brincos que llevábamos
normalmente después de diez brincos nos salíamos y después de descansar un
ratito volvíamos a entrar a brincar nuevamente, así estuvimos jugando por cerca
de una hora y nadie perdía y el manejador de la reata ya estaba impaciente por
brincar en este caso era Freddy, así que en una oportunidad que tuve de brincar
ya estaba Nino brincando y en uno de los brincos chocamos con tan mala suerte
que la reata le pego a Nino en uno de sus pies y no la pudo brincar, llego el
cambio de Nino por Freddy para manejar la reata, Thelma tenía una facilidad
asombrosa para este juego también y difícilmente iba a perder, nos podíamos
pasar toda la tarde jugando así y no perdería, pos supuesto yo tampoco pensaba
que alguno de ellos me pudiera ganar, así que decidimos ponerle un poco más de
sabor al juego y decidimos jugar así: primero cada quien brincaría diez veces
con los dos pies, diez veces con el pie derecho y diez veces con el pie
izquierdo, Thelma paso la prueba sin problemas, me toco en seguida a mí y también
la pase sin contratiempos, cuando le toco a Freddy, este paso la primera parte
bien, la segunda parte ya un poco cansado y la la tercera parte casi al final
se le atoro la reata en el pie y fallo en la prueba, le tocaba nuevamente
manejar la reata, así estuvimos jugando una hora más, hasta que decidimos hacer
más difícil la prueba, ahora repetiríamos las diez repeticiones con los dos
pies, con uno y luego con el otro pero ahora seria los tres jugadores al mismo
tiempo, así que se reduciría el espacio para brincar, entramos los tres al
mismo tiempo y después de unos cinco minutos en que nadie perdía, le dije a
Freddy que le diera más rápido a la cuerda, a los dos minutos caía Nino al atorársele
la reata en un brazo, Thelma y yo empezamos nuevamente, entramos los dos al
mismo tiempo y estuvimos otro buen rato brincando, nadie fallaba y por supuesto
nadie quería perder, después de unos diez minutos ya estábamos exhaustos los
dos y yo intencionalmente pise la reata y perdí para que Thelma ganara la
competencia, mientras descansábamos me fije en Thelma, era una chiquilla muy
agraciada, era hermosa en realidad, de cabello negro y abundante, una cara como
de muñeca y además siempre olía a perfume, la verdad es que su familia también
era de las acomodadas del pueblo. A mí en lo personal Thelma me parecía una
niña muy bonita, ya lo habíamos platicado Nino y yo en alguna ocasión y los dos
coincidimos en ello; siempre que la veía me sentía más contento de lo normal y
me encantaba cuando jugábamos juntos, siempre trataba de hacer cosas que le
agradaran, nunca habíamos jugado solos y creo que si algún día lo hacíamos yo
me iba a sentir cohibido o chiveado de estar jugando los dos solos, ahí me di
cuenta que Thelma me gustaba, era la primera vez que me daba cuenta que mi
pequeño corazón de niño de seis años sentía algo bonito por alguien, ella era
una niña adorable; en fin por el momento seguiríamos jugando, ahora lo haríamos
al bebe leche, Nino y yo ya teníamos nuestras tejas para tirar, Thelma y Freddy
escogieron las suyas, las tejas podían ser del material que cada quien quisiera
podía ser una piedra, un pedazo de madera, de plástico, de cartón, una moneda,
una medalla lo que cada quien quisiera, mi teja era una rajuela de piedra que había
traído de la pastoría, era mi favorita, Nino tenia también una piedra de rio
delgadita sin llegar a ser rajuela, Thelma saco una moneda de a veinte centavos
de su bolsa y Freddy iba a tirar con un pedazo de vidrio verde que había
encontrado en el mismo corral, nos estuvimos divirtiendo por espacio de una
hora más, hasta que mi madre nos gritó desde la entrada de la casa para que fuéramos
a comer, Nino se quedó a comer como en otras ocasiones pero Thelma y Freddy se
despidieron ya era un poco tarde y comerían en su casa, les dijimos adiós y los
invite para el día de mañana a ver si los dejaban ir a la presa con Nino y
conmigo, quedaron de avisarnos y partieron con rumbo a su casa que estaba a
menos de una cuadra, Nino y yo nos dirigimos a la cocina donde nos aguardaban
mi madre y mis hermanas, comimos con buen apetito y sin ningún acontecimiento
digno de contar, terminamos de comer le dimos las gracias a mi madre y nos
dirigimos al corral a recoger nuestras cosas para guardarlas, llegamos al
cuarto y mientras guardaba las cosas en mi cajón , le dije a Nino, ¿como ves si
mañana vamos a la presa a pescar?, pídele permiso a tu mama y mañana en la
mañana nos vemos, acuérdate que también invite a Thelma y a Freddy, Nino prometió
que le iba a pedir permiso a su mama llegando a su casa y se despidió,
nuevamente se nos había hecho tarde casi sin darnos cuenta, lo acompañe hasta
la puerta y salió con rumbo a su casa, me dijo adiós a la distancia con la
mano, correspondí a su gesto y me metí a la casa, me fui al cuarto y me quede
recostado en la cama un buen rato, pensando en ella, era la niña más linda de
las que conocía en el pueblo y pensé cuando estemos más grandes le voy a decir
que si quiere ser mi novia y yo mismo me sorprendí pensando estas cosas, como sabía
que un hombre y una mujer se hacen novios?, nadie me había dicho eso,
probablemente yo lo intuía por lo visto y aprendido en casa, en la escuela y en
el pueblo en general, en fin me levante de la cama y me dedique a poner en
orden el cajón donde guardaba mis cosas, haciendo estas cosas me sorprendió la
noche, me sentía a gusto pero a la vez también me sentía inquieto, me sentía nostálgico
y quizá hasta un poco triste, ¿porque?, no lo sabía solo lo sentía a pesar de
mi corta edad siempre había sido muy listo, muy avispado, muy aguzado, por más
que le di vueltas al asunto no pude identificar el porque me sentía así; imagínense
si me sentía así solo de pensar en ella, ¿cómo me hubiera sentido si hubiera
llegado a pasar algo más entre nosotros?, en fin más adelante conocería más
personas que también me tocarían el alma, pero esto lo contare en su tiempo,
por el momento estoy como estoy y me siento como me siento, estoy
imposibilitado para cambiar las cosas ya que solo me toca vivirlas, estaba en
estas profundas reflexiones cuando mi madre las interrumpió para decirnos a mis
hermanas y a mí que nos fuéramos a cenar, como no hacía mucho tiempo que habíamos
comido no tenía hambre así que solo cenamos un vaso de atole de maicena y un
pan francés y aproveche para decirle a mi madre acerca de la piedra verde que había
encontrado en la pastoría cuando estuve allá, le dije que mi padre y yo pensábamos
que podía ser una Esmeralda y que si era así valía mucho dinero, también le
pregunte que cuando podíamos ir a Victoria, Victoria era la cabecera municipal
a la que pertenecía mi pueblo Antonio Amaro y era el único lugar que yo conocía
donde había algún banco en el cual podíamos ir a evaluar la piedra que me había
encontrado, mi madre me dijo que hasta que mi padre regresara de la pastoría iríamos,
yo ya me había hecho muchas ilusiones si podíamos vender aquella piedra, claro
si resultaba que en realidad era una Esmeralda, quería que compráramos rora y
zapatos para toda la familia y un sombrero y unas botas para mi, siempre había
querido tener uno y hasta el momento no se había podido, debo decirles que
nueve de cada diez hombres usan sombrero en mi pueblo incluyendo a los niños y
una que otra niña, entonces por imitación al ver que mi padre traía sombrero
que mi hermano mayor traía sombrero, yo quería traer sombrero y también quería
traer botas, todo esto era casi un sueño, una utopía por las condiciones económicas
que tenía mi familia, así que en esta ocasión si la piedra resultaba ser una Esmeralda,
lo podríamos hacer y quizá hasta tener alguna que otra cosas también. Con estos
pensamientos nos fuimos a la cama a dormir, ya era hora, mi madre me persigno
como lo hacía con todos mis hermanos todas las noches, y nos dormimos, mi sueño
aunque reparador no fue todo lo tranquilo que hubiera deseado, estuve soñando
que en medio de una tormenta en la pastoría, perdía la piedra verde y que esta
si era en verdad una Esmeralda, me lanzaba desesperadamente a recuperarla entre
arroyos de agua que se habían formado con el agua de la tormenta, la corriente
llevaba plantas, piedras y troncos de árboles, lograba recuperar la posesión de
la piedra pero antes de guardarla en un lugar seguro chocaba conmigo un tronco
de árbol y hacia que nuevamente la piedra se me fuera de las manos, incansable
nuevamente me lanzaba por ella, nadando y a veces buceando entre el agua
rebotada del arroyo y lograba nuevamente hacerme con la piedra y agitado y casi
a punto del desmayo lograba salir del arroyo, volteaba a ver la piedra en mi
mano y está por arte de magia se había convertido en una piedra de rio común y
corriente, entonces desesperado gritaba ¡¡¡Noooooooooo!!! Mientras arrojaba
lejos de mí la famosa piedra, en eso desperté agitado y sudoroso, ya estaba yo
solo en el cuarto, mi madre y mis hermanas ya se habían levantado, de hecho ya
entraba por la ventana un rayo del sol, ya deberían de ser cerca de las ocho de
la mañana.
Me levante ágilmente de la cama, me vestí, fui a la cocina por un vaso
de agua y me enjuague la boca, estaba listo para iniciar el día, almorzamos con
mucho ánimo y buena actitud, cuando terminamos le dije a mi madre que si me
dejaba ir a la presa con Nino, Freddy y Thelma, mi madre dijo que me dejaría ir
solo si una de mis hermanas mayores nos acompañaba, le dijo a Mary que si nos
llevaba y esta dijo que si, a ella también le gustaba salir a pasear cuando se podía,
enseguida le dije a mi madre que iba a ir a la casa de Nino y Freddy para ver
si ya estaban listos, me dio su venia y salí de la casa, para dirigirme a la
casa de Nino en primer lugar, me dijo que si lo habían dejado ir, su mama me
pregunto que quien nos iba a llevar, le dije que mi hermana Mary y ella dijo
que mandaría a Romy a cuidar a Nino, este saco una mochila donde llevaba
cuerdas y anzuelos para que pudiéramos pescar después de jugar y retozar una
rato, salimos de la casa de Nino con su hermana Romy y pasamos a la casa de
Freddy, tocamos , este salió pero solo para decirnos que a ellos no los habían
dejado ir que ya sería en otra ocasión, nos despedimos de ellos y no pude
sentirme decepcionado, no iba a poder ver a Thelma, mi Amor secreto, ni hablar
ya sería en otra ocasión, regresamos a mi casa solo para sacar mi mochila donde
llevaba algunas cosas y juguetes y pasar por mi hermana Mary que era quien nos
iba a acompañar, mi hermana y la hermana de Nino eran amigas, así que desde que
nos despedimos de mi madre y partimos hacia la presa hicieron un aparte y
empezaron a platicar, Nino y yo hicimos lo mismo, la presa estaba relativamente
cerca del pueblo, eran alrededor de unos tres kilómetros los que teníamos que
recorrer para llegar a ella, cuando llegamos algo cansador nos sentamos un rato
arriba del Calicantre para descansar un poco, una vez que nos recuperamos nos
pusimos de acuerdo sobre de qué lado de la presa íbamos a estar, decidimos
irnos hasta el lado opuesto de por dónde habíamos llegado, ya que de ese lado había
más zacatito, o pastito y de este lado había más zoquete o lodo porque de este
lado mucha gente del pueblo hacia adobes, así que nos dispusimos a cruzar
caminando por arriba del Calicantre, este no era más ancho que un metro y medio
y tenía dos torres construidas encima del Calicantre separadas entre si como
cincuenta metros, así que tuvimos que caminar alrededor de ciento cincuenta
metros para llegar al otro lado, todo era algarabía, ya que en la presa había
muchos patos, garzas, peces y del otro lado de la pared de la presa había
muchos árboles y se escuchaban los trinos de los pájaros, halcones, águilas,
cuervos y demás aves que poblaban los arboles a esa hora, además el ruido de
los demás animales que habitaban el lugar, al fin llegamos a la otra orilla y
nos anduvimos caminando un rato en parejas, Nino y yo y nuestras hermanas
aparte, después de un rato de andar caminando por los alrededores Nino y yo
decidimos jugar a arrojar rajuelas de piedra a la presa para hacer patitos, el
que hiciera más patito con una sola rajuela ganaba, también yo era muy trucha
para hacer estos patitos así que sin esfuerzo le gane a Nino, mientras nuestras
hermanas seguían platicando sentadas arriba del Calicantre, Nino y yo empezamos
a buscar unas buenas varas para hacer las cañas de pescar, Nino traía además el
hilo y los anzuelos, el hilo era plástico bastante fuerte; cada quien encontró
la vara, le puso el hilo y el anzuelo a la misma, de cebo íbamos a usar
lombrices que podíamos sacar de la tierra que estaba en la orilla de la presa,
al levantar las primeras piedras salieron bastantes lombrices que echamos en
una bolsa, pusimos el cebo en los anzuelos y para lanzar la caña decidimos que sería
mejor desde arriba del Calicantre ya que por la longitud de la cuerda en la
orilla no lo podíamos hacer, nos subimos al Calicantre y lanzamos las cañas, después
de unos minutos el primer pez que mordió fue en su caña, le costó un poco de
trabajo a Nino sacarlo a la superficie, era una carpa de buen tamaño, yo creo
que pesaría cerca de dos kilos, en seguida pico el mio, era un bagre, era un
buen trofeo de pesca pesaría cerca de los cuatro kilos, los sacamos y los
echamos en una rede (bolsa) de asas u orejas que teníamos colgada en un árbol
cercano, volvimos a poner el cebo en los anzuelos y de nuevo lanzamos las cañas
volvieron a picar casi enseguida y ahora fue a la inversa Nino pesco un bagre
parecido al que había pescado yo y yo pesque una carpa también parecida a la
que había pescado el, con estos dos ejemplares nos dimos por satisfechos de la
pesca, los echamos a la rede y les dijimos a las muchachas que íbamos a cortar garambullos,
para esto nos tuvimos que trasladar hasta la otra parte de la presa ya que de
este lado no había plantas de garambullo, nos fuimos caminando por la orilla de
la presa no sin antes encargar a las muchachas la bolsa y que le fueran
caminando para el otro lado por el Calicantre, llegamos a la parte donde había
muchas plantas de garambullo y empezamos a recolectar frutos, cada quien en una
bolsa de plástico, había muchos garambullos así que pronto llenamos las bolsas
mientras caminábamos hacia el inicio del Calicantre para reunirnos con las
muchachas que ya hacia un rato que habían llegado, les ofrecimos fruta,
agarraron algunos garambullos, y partimos hacia el pueblo, en poco más de media
hora llegamos, Nino y su hermana se fueron directos a su casa y mi hermana y yo
a la nuestra, llegamos le enseñe a mi madre los pescados que había pescado y me
dijo que como queríamos que los cocinara, después de verter varias opiniones
los cinco decidimos que la carpa la hiciera para comer ese mismo día en caldo y
que el bagre lo haríamos para mañana al mojo de ajo, así que el día de hoy por
la noche había que prepararlo para que no se echara a perder, mi madre tomo la
carpa y en el lavadero empezó a limpiarla, después la corto en pedazos, la
carpa estaba de buen tamaño ya que salieron ocho pedazos aparte de la cabeza,
mi madre también corto los pedazos de las verduras que iban a acompañar a la
carpa en el caldo y puso este a hervir, al cabo de una hora y media nos avisó
que la comida ya estaba lista, nos lavamos las manos, llegamos a la cocina
dispuestos a echarnos un buen caldo, este olía delicioso, mi madre nos sirvió
en unas cazuelas especiales para este tipo de comida, también había hecho un
chile o salsa en molcajete cruda que si picaba un poco pero estaba muy buena,
era para que le pusiéramos al caldo, estuvo todo muy rico, al final cuando
terminamos de comer mi madre nos sorprendió a todos, cuando saco un sartén que tenía
tapado, se había tomado el tiempo de preparar los garambullos, quitándoles el
hueso y haciendo una especie de batido con ellos acompañándolos con un poco de azúcar
y crema de leche de vaca, el postre estuvo fantástico, exquisito.
Así paso ese día, cuando estaba oscureciendo mi madre una vez más nos llamó
a cenar…
Aquí termina el segundo capítulo de este libro llamado Memorias de mi
niñez.