Mi
madre nos llamó a comer, comimos
entre platicas y buen humor, mi madre y mis hermanas nos preguntaron acerca de
cómo estaban las
cosas por la pastoría, de cómo iban creciendo las plantas de las labores, que
si el frijol, que si el maíz, que si la hierba, les dimos los pormenores
acerca de cómo iban las
labores sembradas y se pusieron contentas porque las labores prometían una buena
cosecha, una buena cosecha en aquellos tiempos era más o menos de unos
40 o 50 bultos de frijol y otro tanto de maíz, estábamos en la sobremesa cuando tocaron nuevamente
a la puerta, salí disparado a ver
quién era y le alcance
a decir a mi madre que si eran mis amigos íbamos a estar en el corral, mi hermanita se fue
detrás de mí, llegamos a la
puerta y al abrirla vimos que si eran mis amigos, invite a pasar a los tres, me
dirigí a sacar las cosas
que llevaba para jugar, con los chilitos de biznaga y los duraznos íbamos a jugar a la
comidita, pero para esto teníamos que jugar a la casita o a el papa y a la
mama, inmediatamente me postule como el papa y postule a Thelma como la mama,
enseguida me encontré con la competencia de Nino que también quería ser el papa; en
lo que si coincidimos es en que la mama debía ser Thelma, ante tal disyuntiva la que tenía que elegir al
papa era precisamente ella, al principio se chiveo (le dio pena), se puso roja roja y no quería opinar, pero
después de un rato se
nos quedó viendo de manera
alternada a la cara a Nino y a mí y después de vernos varias veces me eligió a mi como su
pareja para el juego, Nino se sintió morir y a punto estuvo de cancelar su
participación en el juego
porque ahora el pasaría a ser uno de nuestros hijos, yo por el
contrario me sentí desfallecer por la emoción de que me había escogido a mí, aunque solo se
tratara de un juego, pensando para mis adentros, me dije a lo mejor yo le gusto
a Thelma y eso me hiso inmensamente feliz, ya con anterioridad les había platicado que
esa chiquilla me gustaba desde antes, prácticamente desde que la conocía, me había parecido una niña muy bonita, muy
limpia, siempre olía bonito, no sé si a perfume o a jabón de olor, el
chiste es que siempre olía bonito, el día de hoy por ejemplo también olía muy bonito, traía una ropa que al
parecer era nueva, también los zapatos parecían nuevos o
estaban recién boleados, Freddy
también andaba muy bien
vestido y también traía unos zapatos
bien boleados, Nino también hacía gala de su ropa y zapatos, aquí el que traía una ropa y
calzado más humilde era yo,
traía un pantalón limpio pero ya
desgastado por el paso del tiempo y el uso cotidiano, en ese momento calzaba yo
mi par de huaraches del diario, muy humildes pero eso si limpios y acuérdense que me había bañado un día antes en el
arroyo de la pastoría, eso quería decir que aun podía considerarme
limpio y aunque no olía a perfume o a jabón de olor, no olía mal, entonces no
tenia de que avergonzarme, Nino acepto a regañadientes ser nuestro hijo, mi hermanita seria
también seria nuestra
hija y Freddy sería un amigo de la familia, manos a la obra,
sacamos unas cajas de cartón, unos palos de escoba y una sobrecama, con
todo esto construiríamos una casita que debía tener por lo
menos un cuarto para dormir y una cocina, en aquel tiempo poquísima gente en el
pueblo conocía las salas tal y
como las conocemos en la actualidad, empezamos a construir la casita y al cabo
como de media hora terminamos de hacerlo, en seguida hicimos la comidita
preparando los chilitos de biznaga y los duraznos cortados en pedazos, cenamos
según el juego y
posteriormente dijimos según el juego a dormir, por supuesto Thelma y yo
elegimos el cuarto que habíamos construido para acostarnos, Nino y mi
hermanita tendrían que acomodarse
por lo pronto en la cocina, Freddy se suponía que aún no llegaba, el entraría en escena un día después, sería un amigo que
llegaría a visitarnos,
improvisamos las camas con unos costales vacíos en los que se echaba el frijol y nos tapamos
con otra sobrecama, cuando, según el juego llego la noche, tuvimos que
acostarnos juntos porque éramos la pareja del juego, al momento de
acostarnos imagínense lo que sentí si tan solo de
verla, mi corazón quería salirse de mi
pecho, al momento de estar los dos acostados, uno muy cerca del otro, mi cara
se puso de mil colores, sentí que me abochornaba, cuando tome su mano y la
abrace, sentí que no estaba ahí en la casita que
habíamos construido;
sino que andaba volando por el cielo azul y soleado que en esos momentos había, quise decir
muchas cosas pero las palabras no acudían a mi boca, no fue necesario decir nada, lo
bueno es que según el juego ya había amanecido y teníamos que
levantarnos a hacer el almuerzo, llegaron nuestros hijos y después de un rato llego
también nuestro amigo
que venía de lejos a
visitarnos, hicimos el almuerzo con lo que quedaba de las frutas que había recolectado en
el camino de regreso de la pastoría, almorzamos y después nos quedamos
platicando en la sobremesa con nuestro amigo, después de un rato, nos
tuvimos que ir de compras Thelma y yo, nos fuimos hacia el corral y ahí en unos locales y
tiendas imaginarios compramos lo que nos hacía falta, desde fruta, pasando por ropa, zapatos,
cortinas para las ventanas de la casita y hasta cobijas nuevas para la camita
de lo que era nuestro hogar, todo esto según el juego.
Cuando
más tarde regresamos
a la casita nuestros hijos habían hecho el quehacer, habían lavado los
trastes y tendido las camas, teníamos que preparar la comida, en el recorrido por
el corral habíamos cortado
algunas de las ultimas tunas que quedaban en los nopales, cortamos también algunos duraznos
de los árboles de la casa
y hasta una granada y un membrillo, con toda esta despensa de comida; esta sería un éxito, preparamos
todo y en unos cuantos minutos todo estuvo listo para comer, la verdad es que
la comida estuvo deliciosa, aunque parecía que todos éramos unos consumados vegetarianos.
Así fue como llego la
tarde y comenzó la puesta de sol,
nuestros amigos se despidieron prometiendo volver lo más pronto posible,
quizá mañana si la pedida
de mano de la novia de mi tío lo permitía, cuando mis amigos salían de la casa, no
bien acababa de cerrar la puerta cuando volvieron a tocarla, abrí pensando que podían ser mis amigos
que habían olvidado algo,
al abrir la puerta me quede sorprendido, era mi hermano Manuel, venia llegando
desde la ciudad de México, me abrace a él, tenía mucho tiempo que no lo veía, enseguida les
grite a mi madre, a mi padre y a mis hermanos para que vinieran a darle la
bienvenida a mi hermano, todos llegaron y aquello se convirtió en una fiesta de
abrazos besos y lágrimas por parte de mi madre y mis hermanas, hacía por lo menos un
año que mi hermano
se había ido a vivir a la
ciudad de México con mi otro
hermano mayor llamado Jaime, después que paso la algarabía por la llegada
de mi hermano Manuel, pasamos todos a la casa; aún era buena hora para comer, mi madre le ofreció comida a mi
hermano y el acepto de buena gana, no había comido nada en el camino, mientras mi hermano
comía, nos estuvo
contando como era la ciudad de México, decía que era una ciudad enorme, con edificios altos
como cerros y con un montón de coches y camiones que circulaban a todas
horas del día y gran parte de
la noche, también nos dijo que había muchísimas fábricas y empresas
como en la que él y mi hermano
Jaime trabajaban, también nos platicó que vivían en unos cuartos que rentaban, ya que aún no tenían casa propia;
pero también nos contó que en sus planes
había la posibilidad
de comprar un terreno entre los dos, lo dividirían y cada quien construiría su casa más adelante, las
vueltas que da la vida más adelante yo sería testigo de cómo construirían sus casas mis dos hermanos, de hecho toda la
familia viviríamos un tiempo en
la casa de mi hermano Jaime, después de hacer un viaje intempestivo a la ciudad de
México, sin imaginar
que sería un cambio
radical y permanente en nuestras vidas, pero de esto ya les contare más adelante.
Por
el momento la novedad era esta que mi hermano Manuel estaba aquí en el pueblo y
que el día de mañana íbamos a ir todos a
pedir la mano de la novia de mi tío con la familia Simental, los cuales nos estarían esperando el día de mañana a las 15:00
horas, supongo que iban a hacer una especie de fiesta después de la petición de mano para
celebrar el acontecimiento, esta era la costumbre en el pueblo, Belén estaba muy
enamorada de mi tío Guadalupe y ya tenían un buen tiempo
de novios, aunque mi tío no era el primer novio de ella, el padre de
ella iba a hacer todo un acontecimiento por la petición de mano de su única hija; quería celebrarlo por
todo lo alto, como era una de las familias más honorables del pueblo deseaba que este
acontecimiento no pasara desapercibido para nadie, después de este
acontecimiento vendría a otro acontecimiento también mi hermano
Manuel se iba a casar con Jovita Carlos y la pedida de mano sería un poco más adelante que la
de mi tío Guadalupe, la
petición de mano de las
novias y posteriormente la celebración de las bodas también marcarían mi vida de una
forma increíble; en estos
acontecimientos iba a conocer a una persona que posteriormente llegaría a formar parte
de mi vida y de mi familia para siempre, ya les contare a su debido tiempo todo
esto con lujo de detalles.
Con
la llegada de mi hermano Manuel todo era fiesta y algarabía en la casa, mi
hermano empezó a desempacar las
cosas que había traído de la capital,
trajo regalos para todos, regalos sencillos pero que para nosotros significaban
mucho, a mí me trajo unos muñequitos de plástico, estos serían unos de los
pocos juguetes que yo tendría y atesoraría a lo largo de mi infancia, a mi hermanita le trajo
un juego de té, y así a cada uno de
nosotros nos había traído un presente, le
agradecí el regalo y
agarre mis muñecos y me fui a
jugar al corral, eran unos muñecos a los que se les podían doblar las
piernas y los brazos por las rodillas y los codos, así que eran muy
flexibles, los disfrutaría al máximo de muchas formas aunque a mí en lo personal me
gustaban más los juegos en
primera persona; es decir que el protagonista fuéramos mis amigos y yo no los muñecos, el resto de
la tarde paso sin grandes cosas que contar, llego la noche, cenamos sin
contratiempos y nos dispusimos a dormir, por la llegada de mi hermano Manuel mi
hermanita y yo que dormíamos en una cama, tendríamos que dormir en
la cama junto a mi madre para poder dejarle una cama sola a él, así que esa noche
dormimos los tres en una cama, al otro día despertamos temprano, nos levantamos porque
todos nos teníamos que bañar, así que desde
temprano empezamos a calentar agua en un baño grande para posteriormente uno por uno irnos
bañando, a mí me tocó el turno como a
las nueve de la mañana, ya para las nueve y media ya estaba bañado y cambiado, mi
madre me había puesto una
camisa blanca y un pantalón azul marino de mezclilla que casi nunca me ponía, como zapatos no
tenía me puse los
huaraches color vino de dominguear, mi madre me dijo que no me fuera a
ensuciar, así que me la pase
todo el rato con las manos metidas en las bolsas del pantalón caminando de aquí para allá y de allá para acá sin nada que
hacer.
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